En La Nación Ganadera Norte se destacó la inversión en mejorar los rodeos.
La Nacion Ganadera Norte fue un termómetro bien calibrado para medir el crecimiento de la actividad. Los protagonistas encontraron las siguientes explicaciones.
«El Norte es la zona geográfica de la Argentina que más crecimiento ganadero relativo está teniendo y sin duda más inversión viene acumulando en los últimos años. Esto va muy de la mano con las razas que están más afianzadas, como Brangus, Braford y también en parte Brahmán, como raza pura que inyecta, a través del tiempo, nuevos genes índicos, que es algo de lo que uno no puede apartarse en estas regiones por el calor, la garrapata y el propio manejo de los campos del Norte», explicó Claudio Fioretti, de Cabaña Las Lilas
«Hace 15 años que vamos al Norte, pero vemos en estos últimos tres años un salto genético impactante producto de una mayor inversión, pero una inversión bien dirigida, lógica, con asesoramiento, con planificación, con desarrollo, de una forma sostenida y también sostenible», se entusiasma Miguel Armengol, vicepresidente de Genética Global.
«La ganadería en el Norte está evidentemente creciendo por el aporte tecnológico tanto en genética animal como también vegetal. Destaco la utilización de las pasturas subtropicales y los planteos silvopastoriles», amplia Richard Lucchetti, de Cabaña Rancho Grande, de la familia Peyrano.
«Hoy vemos que no es solamente carne que produce y se consume en el Norte, sino que mucha de esa hacienda ya se está consumiendo en las grandes cadenas de supermercados de Buenos Aires, esto demuestra lo que avanzó el mejoramiento en el Norte», ejemplifica Claudio Marchisio, de Juan De Bernardi SRL
«Un productor medio no puede comprar una categoría de toro; y cuando se les muestra el análisis, los números, ven que es mucho más económico y productivo inseminar que comprar toros de rodeo general. La inseminación también es una cuestión cultural, acá es más fácil largar el toro con las vacas, pero de a poquito se va haciendo lugar», argumenta Jimena García Soler, del Centro Genético del Litoral.
«Siempre la gran limitante histórica de la inseminación artificial fue de detección de celo y hoy con los programas de inseminación a tiempo fijo las grandes inseminaciones, de 30/40 días desaparecieron. Hoy el productor del Norte se está poniendo al día y su adopción es un poco mas revolucionaria, porque estamos hablando de inseminación de Brangus o de Braford sobre ganado local, o ganado criollo, y eso tiene un impacto de mejoramiento muy importante», explica Claudio Fioretti de Cabaña Las Lilas.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 23 de junio.
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