Los rendimientos promedio del maíz argentino crecieron casi un 50% en la última década y ostentan la tasa de expansión más alta del mundo. A su vez, la utilización del cereal en el país para su industrialización creció un 84%, y su uso forrajero lo hizo en un 15%. Estas son solo algunas de las cifras que esta semana dio a conocer el Programa de Inserción Agrícola, y reflejan la gran oportunidad que representa para el país el crecimiento de la agroindustria, de la mano de las nuevas tecnologías y el agregado de valor en los alimentos.
En la actualidad, la Argentina lidera el ranking mundial de exportación de aceite y harina de soja, peras y limones, es el segundo jugador en la exportación de maíz y el tercero en la exportación de porotos de soja. Además, está entre los cinco principales exportadores de trigo y los diez principales proveedores de carne y de leche en polvo, y se espera que este año el país se convierta en el principal exportador de girasol y de maní. Pero todos estos productos siguen brindando posibilidades de crecimiento y precisan el trabajo conjunto entre los sectores público y privado para continuar afianzando mercados, agregando valor y generando empleo, indicó la entidad.
Según informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el consumo mundial de manteca crecería un 33% entre 2008 y 2018, el consumo de quesos aumentaría un 21%, el de leche en polvo descremada lo haría en un 19% y el consumo de leche entera crecería 32%. Frente a este panorama, según el Programa de Inserción Agrícola, la Argentina está muy bien posicionada, ya que se espera un aumento del 36% en su producción total de lácteos, lo cual dejaría un excedente exportable de la cuarta parte de su producción.
La carne, por su parte, también tendrá una mayor demanda. Se calcula que el consumo mundial crecerá un 6% para el 2020 y, tras la crisis de los últimos años, la Argentina parece estar recuperándose y poniéndose a punto para ganar terreno en el mercado, con altos índices de eficiencia.
Con respecto al principal producto de la Argentina, la soja, el trabajo presentado por el Programa adelantó que el crecimiento en la demanda de sus subproductos llevaría en los próximos seis años a la construcción de al menos otras tres grandes plantas procesadoras en el país. Pero en este rubro también se encienden algunas luces de alerta con respecto a la necesidad de buscar nuevos mercados, pues se observa que China, nuestro principal comprador, disminuyó las compras de aceite de soja en un 87% y aumentó las compras de granos sin procesar en un 71% entre 2003 y 2010, debido al aumento de su propia capacidad de procesamiento.
Las miradas, hoy, están puestas sobre las regiones en desarrollo como Asia, Medio Oriente, Africa subsahariana y México. Allí -indicó el Programa- parecen estar las mejores oportunidades.
Fuente: Clarín, Suplemento Rural, 2 de julio.
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