Aunque parezca curioso, una práctica tan habitual en la producción de animales como la castración puede traer aparejado una serie de inconvenientes muy molestos. En el caso de los cerdos, el método que se utilice no sólo repercute en su productividad, sino que, además, puede trasladarse a la mesa del consumidor con aromas desagradables, difíciles de aceptar.
«Si los cerdos machos no se castran, en la cocción desprenden un olor típico que es desagradable para el consumo», advirtió Verónica Rocha, investigadora de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba), y añadió que esta información hoy no está disponible en las etiquetas de los productos que se comercializan, con lo cual el consumidor puede ser sorprendido.
Rocha trabaja en la cátedra de Porcinotecnia de la Fauba, junto a los docentes e investigadores Lorenzo Basso, Alejandra Picallo, Ana María Pereyra, María Elena Cossu y Beatriz Coste. Desde allí apuntan a difundir las ventajas de la castración de los animales y a generar tecnologías más eficientes, para mejorar la productividad y el bienestar animal.
En 2008 los investigadores comenzaron a evaluar la castración inmunológica de cerdos machos y a comparar, mediante análisis sensoriales, las semejanzas y diferencias de la carne cocida de los animales que fueron sometidos este tipo de castración respecto de la quirúrgica. También corroboraron su nivel de aceptación por parte de los consumidores.
«Los resultados demostraron que ambos métodos de castración son efectivos. Sin embargo, la inmunocastración posee la ventaja de evitar que el porcino se estrese y disminuya su productividad», explicó Rocha.
La inmunocastración surge como una alternativa para castrar a los porcinos a través de la aplicación de dos dosis de la vacuna: la primera, para insensibilizar todo el sistema inmunológico y, la segunda, para generar anticuerpos en el animal. En la actualidad, la vacuna se encuentra disponible en el mercado.
«Es importante que la categoría de cada animal esté declarada en su etiqueta, porque de lo contrario no conocemos de dónde viene ni qué estamos comiendo», aseguró la investigadora.
Agregó que para los próximos años se prohibirá el uso de la castración quirúrgica en la Comunidad Europea, porque representa un trauma muy grande para el animal. «En nuestro país aún no existe una reglamentación que lo prohíba», dijo la investigadora.
Los resultados de la Fauba fueron expuestos recientemente en el X Congreso Nacional de Producción Porcina, realizado en Mendoza. «Fue la primera vez que me presenté en un evento de este tipo y la experiencia me sirvió para ser parte de todo lo que tiene que ver con esta nueva tecnología en el país», expresó Rocha.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 30 de julio.
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