Hay vida más allá de las medidas intervencionistas del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Pese al nuevo cepo a las exportaciones de carne, analistas, productores y proveedores de insumos consideran que el repunte que comenzó a observarse con la mejora en los precios no sólo vino para quedarse sino que, además, hoy hay ganaderos que con faros largos están mirando un poco más lejos de la coyuntura. Hay un problema de oferta que no se resuelve de un día para el otro.
Víctor Tonelli, consultor, tiene argumentos para pensar en positivo. «La caída del stock es de tal magnitud que la búsqueda del equilibrio va a demorar de tres a cuatro años; mi visión es que no va a cambiar demasiado el precio y que se vienen de tres a cuatro años de buenos precios», dijo. Tonelli comentó otros datos que invitan al optimismo. «Hoy, en pasturas, por cada peso que invierto le saco de 3 a 4 pesos; hasta noviembre de 2009 se perdía plata», dijo. Además, según el especialista, a una hectárea ganadera con una buena pradera y una invernada de 400 kilos se le puede sacar alrededor de un 20% más de plata que con una soja «marginal» de 20 quintales.
Otro dato: según Santiago del Solar, presidente de Maizar, hoy la relación carne/maíz está 13 a 1. Es decir, por cada kilo de carne de novillo que se vende se pueden comprar trece kilos de maíz. «Es una relación muy favorable para transformar maíz en carne. Esta relación no se da desde 1998 pero el ganadero necesita reglas claras para producir», afirmó.
En este contexto, hay voces que apuntan más allá de la coyuntura. «Sigo apostando a la ganadería porque la política ganadera de este Gobierno está agotada», dijo Carlos Gassiebayle, del CREA Alejandro-Chaján (Córdoba). «La producción ganadera es un proceso con plazos largos. Quienes tuvimos espaldas para soportar los últimos cinco años de bajos precios tenemos que cosechar los frutos en los años que vienen; lamentablemente, otros, con menos espaldas, han quedado en el camino.»
Expectativas
Los proveedores de insumos esperan que no haya vuelta atrás en el sector. «Se nota un repunte en la venta de maquinaria para la producción de carne y leche», dijo Egar Lambertini, presidente de Mainero. El directivo señaló que las ventas de equipos ganaderos que comercializa la firma subieron de 15 a 20% versus el año pasado. «Con mejores precios y una política proactiva, el productor aumenta la producción. Se necesita una política inteligente», indicó.
Otro indicador del repunte se encuentra en forrajeras. Allí, por una combinación de mejora en los precios, disponibilidad de agua y una apuesta por el pasto, mejoraron las ventas. «La demanda ha crecido enormemente», dijo Juan Bologna, gerente de Investigación y Desarrollo de Barenbrug Palaversich. Según Bologna, el incremento de la demanda se ubica a hoy en el 30%, versus el año pasado. «La ganadería es un planteo de largo plazo; vamos adaptando el sistema pero no vamos a modificar el planteo», indicó Carlos de Ocampo, del CREA Río Quinto.
Sin embargo, la intervención del Gobierno ha hecho mella en algunos productores. «En nuestro caso frenamos la compra de invernada hasta que la situación se aclare», dijo Fernando Fortuny, ganadero de Salta. Con las trabas a la actividad, otros productores ya decidieron antes ponerle menos fichas a la ganadería. «Hace más de un año dejamos de ver al negocio de la ganadería como estratégico. Una parte importante de esta decisión se debe justamente a estos cambios de rumbo provocados por la actual coyuntura», dijo Pablo Romero, de Entre Ríos.
Otro tema que preocupa es la situación de quienes sufrieron la sequía. Pedro Nazar, del CREA Laprida, indicó: «En el sudoeste de Buenos Aires, el tema preocupante es la situación del productor mediano y pequeño, que ha quedado muy descolocado en cuanto a pasto y a hembras disponibles. Como la sequía le hizo pelar todas sus pasturas, tuvo que vender mucha vaca y hoy va a ir saliendo muy difícilmente de este desastre».
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 20 de marzo.
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