La industria avícola apunta a crecer en el mercado interno y a duplicar las exportaciones.
Por Mercedes Colombres.
Con una producción multiplicada por seis y exportaciones multiplicadas por diez entre 2002 y 2011, los horizontes de la avicultura argentina parecen no tener límites. Así es que el sector espera que para 2017 el consumo de pollo crezca más de un 10% por habitante por año (pasando de 39 a 44 kg) y que las exportaciones se dupliquen, dos metas que fueron debatidas en el XXII Congreso Latinoamericano de Avicultura, que se realiza desde el martes pasado en el predio de La Rural.
«Tuvimos un crecimiento muy fuerte entre 2002 y 2008, luego nos estabilizamos y ahora apuntamos a seguir ganando protagonismo en la dieta de los argentinos y en el comercio exterior», explicó Roberto Domenech, presidente de la Cámara de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), anfitriona del congreso.
En este marco, CEPA planteó sus objetivos para los próximos seis años: saltar de 1,8 millones de toneladas de producción y 270.000 toneladas de exportación actuales a 2,5 millones toneladas de producción y 600.000 de exportaciones para 2017. La mayor parte de la producción seguirá teniendo como destino el mercado interno. Así, CEPA espera que para 2017 se consuman en el país 44 kg por habitante por cápita, 5 kg más que el consumo actual.
«Hay un cambio de cultura en la comida de los argentinos. Hoy el pollo dejó de ser un plato del menú del restaurante del fin de semana para pasar a ser protagonista de los mediodías. Nosotros calculamos que hoy una familia tipo come pollo 10 veces al mes», explicó Domenech.
Si bien la industria reconoce que el crecimiento de la avicultura fue al calor de la escasez de hacienda y la consecuente suba de la carne vacuna, las compensaciones al maíz y los acuerdos de precios con el Gobierno, el sector cree que el mayor consumo de pollo es un fenómeno que llegó para quedarse. «Aunque no hubiera compensaciones, el pollo sigue siendo más barato que la carne vacuna, y eso le da un lugar de privilegio», explicó Domenech. «Además, en estos años no sólo creció el consumo del pollo que es compensado por el Gobierno, sino también la fracción que no recibe compensaciones y es más cara», acotó.
Y aunque el consumo interno es el principal foco de interés de la industria avícola, para CEPA otro de los desafíos a futuro es abrir nuevos destinos de exportación. «La meta de ahora en más tiene que ser poner el pollo en la cabeza de todos los que participan de las negociaciones para abrir mercados internacionales y en un lugar prioritario. Tenemos que tener una presencia más fuerte en destinos importantes, como la Unión Europea», acotó Domenech.
En esta misma línea se expresó Francisco Turra, presidente de la Unión Brasileña de Avicultura. «De acuerdo con el banco Rabobank, Brasil y la Argentina son los dos países más competitivos del mundo para producir pollo, por encima de EE.UU. El país tiene que aprovechar eso y concentrarse en abrir mercados, como hizo Brasil, que hoy exporta a 157 destinos», dijo Turra.
Presencia de empresas
El desarrollo explosivo que tuvo la avicultura entre 2002 y 2011 se puede percibir en los pasillos de la muestra, poblados por centenares de empresas que venden desde maquinaria para la actividad hasta componentes de alimentación, y también por las principales empresas procesadoras.
«El congreso superó totalmente nuestras expectativas, tanto en concurrencia como expositores, lo que demuestra el boom que atraviesa el sector», explicó Héctor Motta, presidente del congreso y cabeza de Grupo Motta, uno de los principales jugadores de la industria.
Fuente: La Nación, 9 de septiembre.
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