Por Carlos Marín Moreno.
«Las dificultades para adquirir dólares están restringiendo las operaciones de compraventa de campos», afirma Alejandro de Elizalde, titular de Elizalde, Garrahan y Cía., quien observa que muchos potenciales compradores se estrellan contra la valla impuesta por la AFIP para adquirir la moneda norteamericana con que se cotizan los inmuebles rurales.
Otros, los que disponen de los billetes, hacen contraofertas alejadas de las pretensiones de los vendedores, en función de esa ventaja financiera. «Ultimamente se complicó la operatoria y sólo se realizan ventas calzadas o las obligatorias por disolución de sociedades», apunta Elizalde. «La situación cambió y hoy el poder está en manos de los compradores con dólares, a diferencia de lo que ocurría en años anteriores, cuando la atractiva renta agrícola generaba gran competencia entre ellos, el vendedor imponía sus condiciones y subía el precio de los campos», agrega.
Mientras tanto, las secuelas de la sequía y el exceso de lluvias posterior llegan rápidamente a las comunidades de provincias. La municipalidad de una ciudad del sur de Santa Fe debió pagar en cuotas los sueldos de mayo; también redujo la iluminación de las calles buscando ahorro ante la mayor dificultad para cobrar los impuestos.
Varios contratistas de cosecha se están desprendiendo de empleados. «El próximo trabajo será a fin de año, así que fíjate si podés conseguir ocupación de sembrador o de algo similar, porque yo no puedo seguir pagando tu sueldo y tus cargas sociales sin facturar», le dijo un pequeño empresario de Trenque Lauquen a uno de sus trabajadores. Algo similar está ocurriendo en las firmas vendedoras de maquinaria agrícola y tractores.
Por otro lado, la trilla de soja y de maíz está terminando y los transportistas pugnan por hacer viajes. «La cosecha pasó muy rápido y casi no hay grano almacenado en silos bolsa; eso significa penuria económica para nosotros durante los próximos meses, cuando tengamos que seguir pagando las cuotas del crédito y las cuentas para vivir», adelantó un camionero de Pergamino.
La escasez de silos en bolsa es consecuencia de los magros rindes agrícolas, pero también del abandono de campos por parte de algunos arrendatarios, que no están seguros de poder pagar los alquileres pedidos por los propietarios para el ciclo 2012/13.
Fuente: la Nación, Suplemento Campo, 26 de mayo.
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