«Un plan sanitario no se debe tomar como algo rígido, como una receta, sino que debe adecuarse a cada establecimiento. Probablemente, el plan sanitario que se implemente en un criadero no se pueda implementar en otro, porque está compuesto de una serie de elementos que hacen que responda a cada caso en particular. Para ser más claro, se podría incluir una vacuna contra neumonía en un establecimiento y no en otro, que puede tener otro tipo de neumonía. Se trata de una estrategia, una planificación que responde a las demandas de cada establecimiento en particular. Si bien no existe una receta universal, dentro de lo que es un esquema sanitario hay ciertos parámetros que deben respetarse y que el veterinario enfoca como base adecuándolo a cada criadero», comenta Brunori.
«A su vez, un plan debe ser cumplido sistemáticamente. El productor y el veterinario asumen una especie de pacto mediante el cual el primero cumplirá las directivas de ese plan. Si debe vacunar o desparasitar a una determinada edad, lo debe hacer. Si debe desparasitar a los 30 y a los 60 días, tendrá que hacerlo. Si se hace una serología para brucelosis semestral, tendrá que cumplirla. Si se hace una sola vez la serología y después no se repite, deja de ser sistemático y pasa a ser una tarea sanitaria puntual que no cumple ningún tipo de función y que genera un gasto innecesario y muy poco efectivo.
Se trata de un compromiso. A su vez, el compromiso de parte del profesional, es elaborar un plan sanitario que sea práctico para los criaderos al aire libre». Según Brunori, cuando se idea un plan sanitario respondiendo a lo que se diagnosticó en cuanto a enfermedades presentes en el criadero, se debe hacer lo más práctico posible, para que pueda ponerse en marcha. «Esto es sumamente importante para los sistemas al aire libre, porque si no termina siendo una carga», acentúa el técnico.
Beneficios de cuidar el plantel.
Un sistema de producción animal es como una mesa de varias patas, como la genética, el manejo, la alimentación, y otra importante es la sanidad. Si a esa mesa le falta esta pata, no está completa. Cualquier animal enfermo, o con parásitos, o algún virus o bacteria, sin ninguna duda no podrá convertir toda el alimento que se le está suministrando y que en el caso de la producción de cerdos es el insumo más costoso en la cantidad de carne producida.
«Entre otras cosas, afecta la ganancia de peso diaria del animal, porque está sufriendo un proceso patológico que le impide realizar de manera eficiente la conversión alimenticia. Esto se ejemplifica de la siguiente manera -comenta Brunori: se puede lograr un capón a los seis meses, seis y medio; pero, si el animal está enfermo es probable que a los seis meses pese un 20 o un 30% menos de lo que debería. Ahí se invirtió tiempo, comida, y el animal no rindió lo que se esperaba. Es un eslabón más para lograr un capón en el término, con la cantidad de comida y con la calidad que se desea».
Por otro lado, la sanidad es uno de los insumos más baratos. Se ha establecido en la unidad demostrativa que los costos de que la sanidad no superan el 4 o 5 % del costo del kg. de cerdo. Si se lo compara con la alimentación, que ronda el 70% del costo del Kg., realmente es un insumo muy importante y muy barato. Para el Dr. Brunori, no existen los justificativos que se aducen en materia de costo: «en esta actividad, que hasta ahora era bastante cíclica en cuanto a precios y ahora se ha estabilizado, cuando el precio bajaba, el productor lo primero que ahorraba era en sanidad y como vemos es un aspecto sumamente importante y de escasa incidencia económica. Cuando las cosas están desfavorables lo ideal es ajustar los números por el lado de la alimentación. No significa esto que haya que hacerla mal sino que hay que utilizar elementos lo más baratos posibles para disminuir los costos. Pero no en sanidad, que es tan importante como la alimentación pero mucho más barata.
Cuando se implementó un plan sanitario que fue ideado y que compromete al productor se tiene que cumplir siempre, valga poco el cerdo o tenga un buen precio. Porque de descuidar eso, se puede introducir en el criadero una brucelosis, una leptospira, un parvovirus y hacer un daño productivo terrible». Y seguramente difícil de superar a la hora de aprovechar la hora de los buenos precios.
Pautas.
Dentro de lo que es un plan sanitario hay pautas que se adecuan a las enfermedades presentes en el criadero, pero hay algunas que son básicas y no deberían faltar en el esquema:
* las desparasitaciones internas, que se hacen en las diferentes categorías desde el lechón hasta cuando ingresa en el peso de faena,
* las desparasitaciones externas, que en caso del cerdo se trata fundamentalmente de piojo y sarna (que parecía no tan común en criaderos al aire libre, pero por algunos trabajos aparecidos últimamente es más frecuente de lo que nosotros observamos),
* la vacuna de peste porcina que es la única obligatoria
* la vacuna de Aujeszky, que aún no es obligatoria pero pronto lo será porque está dentro del programa de control y erradicación.
«Sería bueno incluir otras vacunas como por ejemplo contra las enfermedades reproductivas como parvovirus, que tiene una eficacia muy buena y que debería estar incluida definitivamente y no ser optativa», opina Brunori».
El último aspecto dentro de las pautas de un plan sanitario son las enfermedades de la reproducción (Brucelosis, leptospirosis, parvovirus, Aujeszky y alguna exótica que, toquemos madera, esperemos no aparezcan por el país).
«El control de estas enfermedades sí o sí deben estar dentro de un esquema. Si el productor se olvida de desparasitar, no está bien, pero no es tan grave como olvidarse de cuidar las reproductivas, porque tienen dentro de su sintomatología abortos, nacidos muertos, repeticiones de celos, infertilidad, fetos momificados, lechones débiles que mueren en los primeros días de vida. Si se analizan individualmente, este tipo de síntomas nos dejan sin la materia prima que serán los lechones.
Es muy difícil que el productor económicamente pueda solventar estas enfermedades porque si se tenían progamadas tandas de pariciones y se introduce una brucela produce abortos y no se tendrá ese lechón que se esperaba. Y si no hay qué engordar, no hay para vender. Por eso se debe tener mucho cuidado, no olvidarse de las tareas sanitarias que se impartan para este tipo de enfermedades porque se controlan bastante bien con vacunación pero, cuando se introducen al criadero son difíciles de erradicar, además de ser costoso y llevar mucho tiempo.
Y generalmente se termina dejando la actividad debido a este tipo de problemas. Además, esto incluye dejar los campos en descanso, muchas veces hay que volver a poblar el plantel reproductor, es decir que hay una serie de cosas que las hacen muy graves. De acuerdo a las consultas que estamos recibiendo, hay problemas bastante graves en varias zonas de país, no obstante no hay un diagnóstico claro de la situación».
Estas enfermedades se trasmiten por contacto directo del animal enfermo al sano, por lo tanto es común que un productor introduzca la enfermedad al criadero por medio de un reproductor enfermo. Recuerda Brunori que «durante mucho tiempo, algunos establecimientos de venta de reproductores, al no manejarse bien en el aspecto sanitario, eran difusores de estas enfermedades, pero eso ha cambiado hay cabañas bien organizadas, con programas de mejoramiento genético que cuidan el tema y ademas, existe hoy el programa de control y erradicación de la enfermedad de Aujeszky, de brucelosis. Las cosas están cambiando, lo que no quiere decir que nos descuidemos sino que hay seguir haciendo las cosas bien de la tranquera hacia adentro, con las indicaciones que del veterinario que se basan en serologías periódicas y en vacunaciones, y también cuidar el ingreso de los animales».
Hay también otros aspectos de cuidado como las micotoxinas, que hará necesario implementar algún tipo de sistema de control en los cereales. Este aspecto si bien no es de carácter infeccioso, está produciendo graves daños en la fase reproductiva. La que produce el fusarium en trigo no tiene impacto reproductivo sino productivo ya que el animal deja de comer, pierde peso, se altera su conversión, se prolonga el peso a faena, pero en el caso del maíz, la zearalenona, tiene impacto reproductivo y se está dando en forma importante en los últimos tiempos. En los casos en que se descartan las enfermedades infecciosas, lo que sigue en importancia en el análisis son las micotoxinas.
Las enfermedades más comunes.
En los sistemas a campo las enfermedades a observar, desde el parto al destete pueden ser las entéricas, aunque no con tanta incidencia como en el caso de animales confinados. Es difícil ver problemas graves de diarreas en sistemas al aire libre, porque no se dan las condiciones necesarias para que la bacteria que la produce (Escherichiacoli), esté en el ambiente: generalmente necesita humedad, mal manejo de instalaciones, escasa desinfección. En los sistemas a campo, generalmente el suelo absorbe la humedad, actúa el sol y con un sistema de rotación de los potreros, el problema pasa casi desapercibido.
«En post-destete (recría-terminación) en adelante, aparecen generalmente enfermedades respiratorias y en los sistemas al aire libre, sobre todo en los intensivos este período es muy crítico», apunta Brunori. «En la actualidad, prácticamente se está destetando a la misma edad que en los sistemas en confinamiento, aproximadamente 4 semanas; por lo tanto, ese cachorrito de 1 mes de vida en un sistema a campo necesita un manejo bastante diferente de lo que es un sistema confinado y además, las instalaciones adecuadas».
«En el resto del mundo y en algunos establecimientos de nuestro país, las etapas posteriores al destete hasta la faena del animal se hacen confinadas, pero en la mayoría el lechón es destetado de su madre y sigue al aire libre hasta que se carga al camión. Por lo tanto, este período desde el mes a los dos meses y medio es muy crítico, donde eclosionan la mayor parte de las enfermedades, entre ellas, principalmente las de tipo respiratorio. El animal es sacado de su madre y como todo destete produce un estrés, es juntado con otros, se le cambia su ambiente social, el alimento, causas que hacen que bajen sus defensas. El problema se acentúa si no le suministramos una buena instalación, bien ventilada y fresca para el verano y, cerrada y caliente con buena cama para el invierno».
«En los sistemas a campo es conveniente no sacar del lugar a la madre y el lechón el mismo día, la madre al servicio y el lechón a recría; sino sacar primero la madre y dejar al lechón en su paridera durante 4 ó 5 días para que se acostumbre a estar sin su madre y luego juntarlo con otros y llevarlos al campo; no formar lotes muy grandes, no más de 40 ó 50 cachorros en un lote, con un buen refugio en invierno. También es aconsejable incluir en esta etapa algún antibiótico en la ración por unos 4 a 5 días para prevenir el desarrollo de alguna enfermedad».
Finalmente, en lo referente al sistemas al aire libre, Brunori considera de fundamental importancia todo el manejo higiénico sanitario que significa tener ciertas precauciones como cambio de camas, quemar las camas viejas y sobre todo la rotación de las instalaciones. «En los países europeos esto se hace anualmente, mientras que en nuestra unidad lo estamos haciendo más o menos cada cuatro año, y entre cada parto hay que mover la paridera. Por eso es importante el diagrama de las instalaciones, deben ser portátiles, desde la paridera hasta el último poste. Si el productor no las mueve (lo cual pasó durante mucho tiempo en la Argentina), el suelo se va contaminando y comienzan los problemas entéricos y parasitarios».
INTA Marcos Juarez
Que buena publicacion Tio!!!! Me ha servido de mucho. Abrazo Maquina!!!
Muchas gracias por tus comentarios Andrés. Saludos