Los distintos indicadores macroeconómicos determinan una situación coyuntural potencialmente excepcional, en la que los principales jugadores de la importante cadena de producción vacuna tienen sus expectativas bien altas. Diríamos, por las nubes. Y esto, lejos de ser una simple ilusión, tiene sus bases en sólidos cimientos. Es unánime el análisis y conclusiones de los especialistas en materia de disminución de la oferta, restricción de la demanda, y de gran firmeza en los precios.
Tampoco hay dudas entre los productores a la hora de decidir sobre el futuro de sus inversiones. Y esto necesariamente debe ser y es convalidado por el consumidor a la hora de pasar por el mostrador. Hoy más que nunca, saber lo que consumimos es valorar lo que producimos. Y esa valoración hoy es de 55 kilos per cápita por año, que para nada es poca cosa. Y por si eso fuera poco, la demanda externa goza de buena salud.
Y si de producir se trata, el escenario es inmejorable. Una sola mirada a Palermo 2010 permite mostrar las externalidades de un silencioso trabajo que han hecho especialistas y visionarios cabañeros. El espíritu de don Raúl Peyrano sobrevoló la pista central y seguramente tendrá luz propia por muchos años en sus discípulos, que mejorarán aun más las principales razas carniceras.
Como hemos visto en los remates de los reproductores campeones, el mercado convalidó años de esfuerzo, pero también realizó una apuesta al futuro en un negocio de varios años y horizonte a veces impredecible en una Argentina de años difíciles para la producción. Sobre todo si lo producido puede emparentarse con la mesa de los argentinos.
Si bien la genética motoriza la actividad, no lo es todo. A la par se vienen desarrollando otros eventos que apuntalan y cimientan la actividad productiva vacuna. No es menos importante el desarrollo de los nuevos fierros, que con base en la agricultura de precisión están dando paso a una ganadería de precisión en un paquete más amplio. Y para ello deben existir las herramientas adecuadas. Y por suerte existen y pudieron verse también en Palermo. Entre lo más destacado parece venirse una ola de mixers verticales, pero también -comentan los que saben- hay una demanda creciente por tractores con inversor y palas cargadoras frontales para tambo y feedlots, corte y acondicionado, por roto enfardadoras y otros equipos.
Como en todos los ámbitos y actividades, existen los pioneros, y si hablamos de ellos bueno es mencionar a la firma Gangoni Hnos., de Lobos, quienes con buen tino crearon una unidad de negocios John Deere integramente orientada a la producción y conservación de forrajeras.
Pero no todo es genética y fierros. Si queremos producir carne, es menester producir pasto. Cuando hablamos de pasto, hablamos de materia seca por hectárea, referidos a un ambiente determinado. En el desarrollo de estos menesteres existen distintos grupos profesionales, públicos y privados, que aplican horas de sabiduría y sudor en el campo desarrollando su ciencia. Existe un muy buen desarrollo en las llamadas especies megatérmicas, tanto con materiales nacionales como importados. En la implementación de las técnicas de manejo podemos citar los CEDEVA formoseños y sus trabajos sobre las pasturas subtropicales que, con buen manejo y técnica adecuada, logran elevar significativamente la productividad media provincial medida en kilos de carne por hectárea.
También es muy valioso el aporte de la industria veterinaria, que aumentó la apuesta a la expansión y sobre todo al desarrollo de nuevos productos que combaten las principales enfermedades de los rodeos vacunos. El sector privado ha hecho lo suyo en aras del crecimiento sectorial. Fruto de ellos existen programas de impulso ganadero orientados a una recría de precisión. Tal es el caso de Quickfood/Marfirg, que entre otras acciones concretas lanzó un software como simulador de recría, que permite conocer todas las alternativas productivas para que un determinado ternero se pueda terminar como novillo pesado y evaluar cuál es el negocio más conveniente en función de la disponibilidad forrajera. ¡Excelente herramienta para la toma de decisiones! Pero tantos recursos disponibles a la mano serían insuficientes si no existieran campos disponibles para desarrollar la gestión productiva. Aún cuando los analistas han planteado históricamente el desplazamiento de la ganadería hacia zonas marginales, lo cierto es que la actividad debe sustentarse por sí misma a partir de logros propios en materia de rentabilidad, y eso en tierras del yuyito recaudador es prácticamente imposible. Pero esto no es un problema, porque afortunadamente existen en el país tierras antes marginadas que ahora, en un marco de producción sustentable, resultan perfectamente viables para la ganadería vacuna.
En este sentido, la aplicación de la Ley 26.331 constituye una excelente herramienta para la explotación sustentable de los bosques nativos, a la vez que promueve la conservación mediante el ordenamiento territorial de todo el territorio provincial. Entre las provincias que adhirieron a la iniciativa nacional se encuentra Formosa, donde un equipo de destacados profesionales encabezados por el Ing. Jorge Adámoli realizó un excelente trabajo que permitirá incorporar a la producción sustentable muchísimas hectáreas.
¡¡Señores, la mesa está servida!! No falta nada. Y si faltan cosas, probablemente faltarán medidas de apoyo nacionales y provinciales, créditos de mayor disponibilidad y a mayores plazos. Las universidades y centros formadores también tienen un gran desafío pensando en la excelencia profesional. Tenemos la genética, los fierros, las pasturas, los productos veterinarios, las tierras donde producir en condiciones de sustentabilidad como lo reclama el mundo. Tenemos al mundo que reclama alimentos. También tenemos los empresarios comprometidos y los recursos humanos para la ocasión.
La tarea será ardua, pero reconfortante. La Nueva Ganadería es una realidad y está en marcha.
Por Héctor Omar Ocampo, Magister en Agronegocios.
Fuente: Clarín, Suplemento Rural, 21 de agosto.
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