Despertaron atención las palabras del ministro de Agricultura expresadas en el canal oficial, difundidas por la agencia TELAM, respecto al presente y al futuro de la ganadería vacuna argentina. «en la actualidad la ganadería en la Argentina pasa por un momento fenomenal», habría expresado el ministro, pronosticando la recuperación de un 10% del stock ganadero en dos años, y de un 30% en los próximos seis.
De acuerdo a sus palabras la recuperación del volumen de producción se lograría aumentando en 40 kilos el peso mínimo de faena en el próximo año, agregando «el Estado debe marcar las estrategias y los demás actores participar».
Justamente, el via crucis de la ganadería argentina empezó en 2005, después de recibir un diagnóstico elaborado por profesionales del INTA, el Estado, (manejado por los mismos actores de entonces, y quien dice el ministro debería marcar las estrategias), resolvió por una resolución aumentar el peso de faena sin consultar a otros protagonistas, ni a los propios técnicos que elaboraron el informe técnico.
Entonces parecía que el Estado tocando un factor resolvía la falta de crecimiento de nuestro stock y producción vacuna. La historia reciente demostró lo contrario; a partir de ahí se sucedieron innumerables resoluciones, incluyendo aumento de retenciones, encajes, cierres de exportaciones y controles en el mercado de Liniers que agudizaron el problema. La defensa del precio y abastecimiento interno eran los objetivos anunciados en cada acción.
El resultado está a la vista: disminución del stock nacional, menores saldos exportables, aumento de precios internos, y con las nefastas consecuencias para los productores, trabajadores de la carne, los consumidores, e incluso para el propio Estado que pierde recaudación por la menor actividad económica.
Las afirmaciones del ministro son de suma gravedad, no solo por el desconocimiento de lo ocurrido, sino en la búsqueda de soluciones en aspectos de la producción donde no hay que indagarlas.
Los técnicos tenemos un axioma muy obvio: «para resolver un problema, primero hay que identificarlo» y en el caso de la ganadería vacuna el principal problema es la disminución de nacimientos de terneros, no es en la actividad de engorde donde debería centrarse la búsqueda de soluciones.
Al productor de cría hay que estimular, apoyar, proteger. Es por eso interesante el planteo de once puntos que la Mesa de Enlace hiciera al ministro en la reunión del martes 23. En uno de sus apartados resume algunas de las medidas que se pueden implementar bajo el lema «promover y recuperar la actividad cría».
Nada se puede hacer si falta la materia prima: si la zafra esperada en este otoño es de unos 10 millones de terneros, cuando hace escasos años eran más de catorce.
Se puede discutir si conviene terminar los novillos con 280 o 400 kilos, engordarlos con pasto o granos, si nos orientamos al mercado interno o aprovechamos con el prestigio de nuestra carne los consumidores del mundo, si es mejor la estrategia de crecimiento uruguaya o brasilera; pero eso serán simples discusiones de café si no contamos con la materia prima: el ternero.
Un dato clave que hay que tener en cuenta a la hora de analizar la cuestión ganadera, el negocio de la carne es el que utiliza la mayor mano de obra de todas las cadenas agroalimentarias.
Pero hay otro aspecto que no es menor en esta discusión, la ganadería no solo necesita mayores plazos para su desarrollo respecto a la agricultura, también ocupa más mano de obra por hectárea que la actividad agrícola, los 365 días del año y en una extensión territorial mayor.
La ganadería no solo demanda mayor trabajo en forma directa, también necesita de insumos y servicios provistos exclusivamente desde localidades cercanas a su desenvolvimiento.
También se observa que los recursos logrados por las actividades primarias son reinvertidos en el propio interior.
Así lo entendió Brasil, uno de los motivos para apoyar con incentivos bien concretos la ganadería hacia el Oeste fue la ocupación territorial, dentro de su objetivo de ampliar las fronteras productivas.
Poblar nuestra vasta geografía, dar trabajo y bienestar a los argentinos debes de uno de los principales motivos del quehacer del Estado.
Actividad que provee trabajo en forma intensiva, aporta a nuestra dieta proteínas y minerales esénciales, aporta jugosas divisas, da trabajo a miles de familias argentinas, ocupa territorio y distribuye inversiones en zonas donde no llegan otras actividades; son razones suficientes para afirmar que la ganadería vacuna es parte de cualquier proyecto de desarrollo y no debería tomarse, como lo hace hoy el gobierno, como un problema.
Es triste observar la destrucción de una de las producciones emblemáticas de la Argentina (el Tango, Maradona y la Carne argentina deben ser los principales distintivos por los cuales nos reconocen en el mundo), eso es un motivo más que desborda al propio Ministerio de Agricultura y Ganadería para encarar políticas de estado al respecto.
Por Gerardo Gallo Candolo
Ingeniero agrónomo, asesor de empresas agropecuarias y analista del sector en medios periodísticos.
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