Por Carlos Marín Moreno.
La primavera avanza, pero no se notan sus efectos sobre la disponibilidad de forrajes en campos ganaderos. Aunque esta semana hubo algunas precipitaciones leves, la escasez de humedad en el perfil es tan grande que limita el rebrote de muchos campos naturales y pasturas, por lo que se complican los sistemas ganaderos.
«No se pueden aprovechar los kilos de carne baratos de octubre y de noviembre; quienes habían encerrado terneros para pasar el invierno durante 60-70 días, para volver a las pasturas en primavera con alta carga, deben prolongar ese sistema de alimentación. Además, también deben aceptar que disminuirá la cantidad de animales por engordar en verano en condiciones pastoriles», comentó un zootecnista del oeste bonaerense.
La prolongación del engorde a corral no generaría fuertes pérdidas económicas a los productores, pero sí complicaciones logísticas. «El costo de un kilo de carne producido con ración ronda los 6,20 pesos por kilo con un maíz de 500 pesos por tonelada, frente a los 8-9 pesos por kilo a los que se puede vender el novillo», comparó el técnico.
El profesional admitió que la conversión en carne es un buen negocio para agregar valor al maíz, aunque esa sensación se pierde cuando se considera la desfavorable relación de compraventa.
«Al recorrer rodeos de cría se ven más terneros al pie de la madre que durante 2010, como consecuencia del mayor porcentaje de parición que se obtuvo con vacas en mejor estado corporal durante el servicio y campos con baja carga luego de la violenta sequía de 2009», observó un veterinario.
La opinión del profesional es que el stock ha dejado de caer, pero que el número de vientres en producción no muestra grandes aumentos, aunque sí se observa una camada de hembras en crecimiento retenidas en los campos que aún no entró a servicio, pero que lo podría hacer en los próximos meses si se normalizará la producción de forraje.
En cuanto a los novillos, las restricciones para la exportación están determinando la reconversión de muchas plantas de faena hacia el consumo interno. Por esas circunstancias, Ignacio Iriarte, director de Informe Ganadero, entiende que podría frenarse el crecimiento del peso de faena que se observó durante el año pasado.
La invernada sigue firme entre 12 y 13 pesos por kilo para el ternero liviano, lo que provoca una brecha del 35 al 40 por ciento respecto del novillo gordo. Los precios de las hembras son semejantes, con una oferta muy reducida.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 8 de octubre.
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