Prevén que 2012 cerrará con una participación del 38% de esta categoría de machos, por debajo del 58,5% de 1999/2005.
Por Fernando Bertello.
Hasta
antes de la intervención del Gobierno en el mercado de carnes, sobre el
total de los machos castrados que iban al frigorífico el 58,5% se
faenaba como novillos (con más de 430 kilos) y el 41,5% restante como
terneros/novillitos. Así fue entre 1999 y 2005. Pero en 2006, cuando
empezaron las medidas restrictivas, comenzó a observarse un quiebre de
tendencia que terminó por dar vuelta por completo esos porcentajes de
participación de una y otra categoría.
Con exportaciones
limitadas a la industria, el productor perdió el incentivo para hacer
animales más grandes y la consecuencia no tardó en llegar: se pasó a
menos novillos y más terneros y novillitos. En rigor, en 2006 el 49,6%
de los machos faenados ya pasaron a ser novillos y el 50,4%, terneros y
novillitos. En 2009 la proporción fue 40,4% para la primera categoría y
59,6% terneros/novillitos. El año pasado, en tanto, 46,1 por ciento
correspondió a novillos y 53,9% a terneros/novillitos.
Son datos
del consultor Victor Tonelli, que trazó el siguiente pronóstico para el
cierre de 2012: 38% de faena con novillos, el porcentaje más bajo desde
la intervención, y 62% con terneros/novillitos.
La Argentina pasó
de 3.743.000 novillos faenados en 2006 (4.096.000 de promedio en el
período 1999/2005) a 2.820.000 proyectados en 2012. Tonelli cree que la
política de intervención en el mercado no hizo otra cosa que mandarle el
siguiente mensaje al productor: «Si hacés animales pesados con destino a
exportación, no tendrás ninguna seguridad de que al momento de la venta
estarán los mercados abiertos o los frigoríficos exportadores con buen
poder de compra para comprártelo a buen valor».
Esa política
significó un costo no sólo en menores exportaciones sino también una
caída en la disponibilidad de carne en general para el mercado. «Este
fuerte redireccionamiento de la producción, además de afectar las
exportaciones, que en los últimos seis años pasaron de 780 mil toneladas
equivalentes res con hueso a menos de 200.000 toneladas para este año,
hizo perder cerca de 25 kilos por res de macho faenado que se hubieran
producido si no se hubiera tergiversado el mercado», indicó Tonelli.
Considerando
que se faenan cerca de 8 millones de machos, se están perdiendo entre
170.000 y 180.000 toneladas de carne por año o de 4 a 5 kilos por
habitante para los consumidores.
Hernán Palau, profesor del
Programa de Agronegocios y Alimentos de la UBA, recordó otro contraste
desde 2005. El de la baja de las exportaciones. De estar en torno del 25
al 30% (750.000 toneladas) sobre la producción de carne (3 millones de
toneladas), este año, estimó, no se superaría el 8% de exportación sobre
una producción de 2,4 millones de toneladas. «¿Quién va a querer pensar
en producir para exportar? La política que hubo no fue un incentivo
para el desarrollo y producción de novillos, si bien también influyó la
sequía [en la merma de stock y producción]», razonó Palau.
Cambio de tendencia.
Ignacio
Iriarte, director de Informe Ganadero, aportó más información sobre lo
que ocurrió en los últimos años: respecto del otoño de 2005, la
existencia de novillos cayó 43 por ciento. Retrocedió de 6.758.000 a
3.870.000 en 2012. En Buenos Aires, la provincia con mayor rodeo, el
porcentaje de baja en la existencia de novillos fue más pronunciada:
62%, al caer de 2.100.000 a 770.000.
«Se castigó la exportación,
se achicó el stock y se mataron animales cada vez más chicos. Esta
tendencia negativa persiste», indicó Iriarte.
Sólo en terneros
machos fue impresionante la suba de la faena: desde 2005 creció 188 por
ciento, aumentando de 540.000 a 1.560.000 animales.
Fuente: La Nación, suplemento Campo, 13 de octubre.
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