Sin dudas las importaciones porcinas siguen siendo un contrapeso letal para el desarrollo del sector porcino nacional, señala un informe técnico de la Comisión de Porcinicultura de la Federación Agraria Argentina.
«Es muy importante y urgente que se aborde esta problemática en el marco de una política pública nacional, especialmente porque estamos frente a una cadena porcina nacional que genera 41.346 puestos de trabajo directos, de los cuales el eslabón primario es responsable del 15 por ciento», dijo Oscar Príncipe, integrante de dicha comisión y coordinador técnico de la Cooperativa Carnes Alternativas Federadas, vinculada a la FAA.
Además la cadena porcina genera 14 puestos de trabajo por cada millón de pesos de valor agregado, mientras que la cadena sojera crea 7 puestos de trabajo por cada millón de valor agregado.
Otro dato a tener en cuenta es el estancamiento del stock porcino. «En 1988 teníamos 3,3 millones de cabezas y en el 2011 tenemos 3,1 millones, con la diferencia de que ahora contamos con una población que llega a los 40,2 millones de argentinos. Esto nos remite a otro estancamiento, que es el consumo de carne porcina (en la actualidad está entre 4 y 5 kilos, sin contabilizar fiambres y chacinados) y -también- a la importancia de las políticas (o la falta de ellas) de diversificación del consumo de carnes», agregó Príncipe.
Según el trabajo, hay una razón más importante para actuar rápido y lograr una política pública de largo plazo: el 96% de los establecimientos del país tienen menos de 50 cerdas y constituyen 50.000 productores, sobre los 57.000 d elpaís. Este segmento de productores tiene el 42% del total del rodeo nacional, que llega a 3,1 millones de cabezas, y el 52% de las existencias de cerdas, sobre un total de 670.000. Agrega el trabajo que los actuales niveles de importación de carne porcina (y la falta de una política estratégica nacional), que producen una baja de precios y paraliza la comercialización local, hacen inviable a ese 96% de establecimientos, antes citados. No impactan en los modelos de integración vertical o en los grandes emprendimientos empresariales, que tienen asegurada la industrialización y la colocación de los productos.
La importación
Según el trabajo, mayo volvió a mostrar una importación de carne porcina por encima de las 4000 toneladas mensuales (4257). Con esta proyección que marca los cinco primeros meses del año se podría estar en 2011 por encima de las 50.000 toneladas (verdadero récord), siendo altamente perjudicial para el crecimiento de la producción primaria, la comercialización local y los pequeños y medianos productores porcinos. «Recordemos que en 2009 se importó de Brasil el 10% de la producción nacional: unas 28.000 toneladas (sobre 35.000 totales); en 2010, el 14%, 34.246 toneladas (sobre 48.000) y en 2011 la importación llegaría -según nuestra estimación- al 15%: 40.000 (sobre 51.300), sobre una producción nacional estimada en 270.000 toneladas.»
Los primeros cincos meses de 2011 se importaron 22.940 toneladas de carne porcina, siendo Brasil el principal proveedor con el 73%. A Brasil se le está comprando por encima de las 3000 toneladas mensuales, y se componen (mes de mayo) de 14.427 toneladas de carnes frescas, 1750 toneladas de fiambres, 157 toneladas de grasas, entre los principales rubros. A Chile se le compran carnes frescas por 2653 toneladas. Del total importado de Brasil las carnes frescas ascienden al 87 por ciento.
Comparando los primeros cinco meses de 2010 y 2011, se importaron un 30% más en volumen, un 35% más en dólares, aumentado 4% el precio la tonelada promedio (2816 dólares). Los primeros cinco meses de este año se pagaron importaciones por 64.584 millones de dólares, de las cuales a Brasil le correspondieron 49.894 millones de dólares, el 77 %. En 2010 se pagaron en importaciones de 47.000 millones de dólares, concluye el informe.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 30 de julio.
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