Al arrancar con los muestreos circulaba por el medio ganadero un mapa de Argentina dividido en zonas donde se indicaban los porcentajes de sangre cebuina requeridos para una producción ganadera viable. Nuestra región chaqueña tenía asignado el 5/8 y cebú puro. Armamos nuestra cadena de pasturas (avenas/melilotus, alfalfa, sorgos, centeno) y comenzamos a trabajar sobre tres principios básicos: máxima producción de pasto; máxima cosecha (comer a boca llena), y máxima conversión (comer con el novillo adecuado).
Compramos terneros y novillitos de todas las razas y cruzas disponibles en la región de 180/220 kilos para terminación a pasto con unos 420 kg, evaluando ganancias diarias, rendimiento y tipificación. El trabajo se fue desarrollando en tres etapas y podemos destacar, en una apretada síntesis, lo referente a rendimiento y tipificaciones. En la primera etapa comprábamos «tutti frutti»: cebú, cuarterones, media sangre, británicos o continentales. Rendimiento de carne a gancho entre 53 y 55% y tipificación corriente U21 (J,0%; U1,18%; U21,59% y N1 y 2,23%).
Esta etapa nos comenzó a demostrar que los extremos (británicos y cebuinos) por diferentes motivos se atrasaban y los intermedios (1/2 sangre, vigor híbrido en máxima expresión) se despegaban en cuanto a ganancias diarias, rendimiento y tipificación. Para la segunda etapa, en consecuencia, eliminamos los extremos y comenzamos a trabajar con novillos media sangre, producto de cruzamientos de cebú por criollo, cuarterones o británicos, y automáticamente el rendimiento piso subió y registró promedios del 57%. La tipificación corriente fue U y U2 (J,1%; U y U2, 99%) y desaparecieron los N.
En la tercera y última etapa ya apuntamos a jóvenes razas sintéticas para carne y a producir en el subtrópico (Braford, Brangus y Santa Gertrudis), adquiriendo terneros 1/2 y 3/8 de entre 160 y 180 kg, donde la genética y las virtudes aportadas por las razas madres, sumadas a una joven selección carnicera, nos permitió obtener rindes superiores al 57% con tipificaciones corrientes de U, con un pequeño incremento de novillos J (3%). Achicamos el tiempo de terminación notablemente; consolidamos una cadena de pasturas adecuadas a la zona y seguimos con mediciones y controles hasta 1992.
Para lograr esta información, invernamos en Las Breñas 6000 terneros adquiridos por la Asociación Cooperadora en el Chaco, Corrientes, Formosa, Santiago del Estero y el norte de Santa Fe, con el correspondiente seguimiento desde la compra hasta la faena. Además, sumamos otros 6000 terneros con muestreos en campo de productores. En 2000 logramos con el Grupo Toro Pampa ubicar carne identificada, producida en nuestra zona por novillos Braford 3/8 trazados, en un sistema de calidad certificada para la cadena de supermercados Albert Heijn de Holanda, con 480 kg diente de leche y dos dientes, con rindes del 57-58%.
Resultados de máxima en campo de productores con novillos para exportación, a pasto, luego de 2000: 32 novillos con 504 kg netos, de 24-26 meses de edad, rindieron 59% con la siguiente tipificación: JJ, 9% (JJ1, 33% y JJ2 67%); J, 75% (J1,33% y J2, 67%), y U, 16% (U2, 100%). Así logramos el objetivo, el novillo 3/8 funciona perfectamente en nuestras invernadas, tiene la «plasticidad» necesaria para estar engrasado a partir de los 380 kg, ser ubicados en consumo interno y no excederse de grasa con 500 kg para exportación; reúne precocidad, buen rendimiento, óptima conversión, tipificación excelente, calidad de carne y la rusticidad justa para producir con éxito en la región.
El autor es técnico de la Estación Experimental Agropecuaria Las Breñas del INTA y se especializa en bovinos para carne.
Fuente: La Nación (Suplemento Campo), 11 de julio de 2009.
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