En momentos en que se demanda una mayor productividad del rodeo para abastecer los mercados y mejorar la ecuación de la cadena, Juan Elizalde plantea el rol de engordes a corral para aportar más kilos al sistema. Quiénes estarán en condiciones de lograrlo.
“Hoy el feedlot representa el 50/65% de la faena nacional. Dos de cada tres terneros que se destetan, sin contar la reposición, se terminan a corral; la mayoría como livianos. Si no hay un cambio en los sistemas de recría o un intento por aumentar la participación de días de encierre vamos a seguir teniendo hacienda muy liviana y con bajo peso de faena”, sostuvo el especialista en nutrición Juan Elizalde, en declaraciones al programa Informe Rural TV.
En diálogo con Valor Carne, Elizalde amplió sus conceptos y advirtió que “no todos los corrales están en condición de aumentar el peso de terminación”. En ese sentido, explicó que “hay un 20/30% de la faena total, la mitad de la proveniente de feedlots, que está en manos de matarifes y abastecedores, entre otros. En este grupo también hay productores agropecuarios que engordan terneros livianos para evitar vender trigo o soja y armarse de un capital para luego salir a comprar insumos previendo posibles aumentos”.
Según el especialista, se trata de “un negocio cuya explicación es más financiera que económica” porque “el feedlot no es la actividad que mejor margen da” aunque sí permite “encontrarse con plata dentro de 90 días”.
Al respecto, Elizalde planteó que “el animal terminado liviano a corral es una rareza mundial hecho en un país que padece de inflación crónica, donde la tasa de interés y el control de cambios se usa como herramienta anti inflacionaria. Estas condiciones favorecen hacer negocios cortos y sin plata”.
Por estos motivos, consideró que ese segmento “difícilmente vaya a aumentar la producción de carne por animal, al menos en forma significativa, porque su negocio gira en función de objetivos distintos”.
Así las cosas, los que “pueden incrementar el peso de faena están dentro del 20/30% restante. Son los que hoy ya están recriando algo a campo y luego engordándolo a corral”, prosiguió. Y agregó que “este grupo prioriza otros objetivos como recriar más tiempo para vender en determinados meses del año y la consecuencia es terminar un animal más pesado”.
Impacto nacional
En esta línea, el especialista opina que el camino para mejorar la productividad del rodeo requerirá un mayor esfuerzo que el pronosticado.
“Generalmente se dice ‘tengo 12 millones de cabezas, le sumo 30 kg por cabeza y así produzco 360 mil toneladas más’. Pero en realidad hay que sumar 50 kg de peso vivo para lograr 30 kg más de carne (a un rinde del 60% promedio), algo difícil de lograr cuando un 20/30% de los animales terminados a corral no va a aumentar sustancialmente su peso de faena”, subrayó.
Por eso, sostuvo que los cálculos de crecimiento “se deben hacer sobre 3 a 4 millones de cabezas, el 30% de la faena anual que también se terminan a corral pero que pueden extender la recría a pasto o los días de encierre”.
Por último, “el otro 40% de la faena lo constituyen las vacas y los novillos que si bien pueden levantar algo su peso, el rango es más acotado”, agregó.
Este escenario “le mete más presión” a la ganadería porque “con un stock objetivo de 4 a 5 millones hay que producir 160 kg de peso vivo adicionales, lo que significa irse a un novillo de 500 kg o más”, destacó.
Para ello sería necesario profundizar las políticas sectoriales “para generar las condiciones para producir novillos muy pesados y pensar que para lograr esos kilajes, hay que darles de comer, parte pasto y parte corral”.
Cada kilo vivo que se hace en recría a pasto y terminación a corral requiere en promedio entre 10 a 15 kg de materia seca, según la comida que use. “Si yo quiero producir 500 mil ton de carne necesito 850 mil kg de peso vivo. A un requerimiento promedio de 13 kg de materia seca por kg vivo logrado, necesito 12 millones de materia seca”, aseveró.
“Suponiendo que la mitad fuera grano, serían 6 millones de ton que se sumarían a los 3 a 4 millones de ton que se consumen en la actualidad para la producción de carne vacuna. Y eso no es poca cosa”, finalizó Elizalde.
Por Marcos Lopez Arriazu, Jefe de Redacción de Valor Carne
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