En la última década se han profundizado cambios iniciados hace más de una década en la producción, el comercio y el procesamiento de lanas en el país y en el mundo. El stock mundial de ovinos continúa en franco descenso, solo países como la República de China presentan una tendencia inversa.
Del mismo modo la producción mundial de lana ha disminuido en la última década de 2.000 a 1.200 millones de kilos base limpia (Woolmark Co, 2008). Países líderes como Australia que concentraba más de un tercio de la producción mundial, hoy participan con el 25 % de este mercado. La ausencia de stocks de lanas a nivel mundial es otro aspecto a tener en cuenta la momento de analizar la oferta mundial de lana en el futuro.
En nuestro país se ha reproducido este fenómeno de reducción en la población ovina con una población actual de 15,9 millones de cabezas (Senasa, 2008), valor que representa casi un 50 % de las existencias a comienzo de los 90. Sumado a esta reducción de stock, la actividad ovina se ha concentrando claramente en la región Patagónica, la cual posee en la actualidad un 69 % de la producción nacional. Características ambientales y la falta de oportunidades para el desarrollo de otras producciones agropecuarias han permitido sostener la actividad en esta región.
En Argentina la producción en la zafra 2007/08, alcanzó las 65.000 toneladas base sucia, exportándose en igual período 67.874 toneladas base sucia con destinos principales a China, Alemania, Italia y México (SAGPyA, 2008). Datos de los últimos años reflejan que menos de un 5% de la producción nacional es consumida en el país, destinándose en gran parte a mezclas y tejidos de punto. Las exportaciones corresponden un 21% a lana sucia, un 20 % lana lavada, un 52 % lana peinada y un 7% a blusse y subproductos (FLA, zafra 2006/07).
También se han generado importantes cambios en el tipo de lanas producidas y comercializadas.
La participación de lanas finas (menos de 24,9 micras), hoy superan el 40 % de las lanas producidas y comercializadas en el mundo. En nuestro país la participación de las lanas finas es aún mayor con un 61 % en la pasada zafra 2006/07 (FLA, 2007). Indicadores de esta tendencia resultan las ventas de lanas ultra finas realizadas en Argentina en las dos últimas zafras, con diámetros inferiores a las 16 micras.
Las lanas Argentinas, si bien representan menos del 4 % de la producción mundial base limpia, han recuperado cierto protagonismo e imagen en cuanto a sus características y calidad. Programas como el Prolana, que en la pasada zafra 2007/08 certificó 23.421 toneladas base sucia (36 % de la producción nacional y más del 50 % de las lanas Patagónicas) es hoy claramente reconocido internacionalmente.
El consumo mundial lana y la competencia con otras fibras.
La lana es una fibra natural de escaso uso textil que ha perdido participación en términos relativo con otras fibras naturales (algodón) y sintéticas (poliéster, acrílicos, nylon, etc.). Representa así apenas el 2,1 % del total de fibras textiles procesadas, correspondiendo el 60,5 % a las fibras sintéticas., el 35,9 % al algodón, el 1,5% del lino y la seda en conjunto.
El uso textil de la lana y su participación en las distintas mezclas, se encuentra condicionado por su alto valor relativo respecto a sus fibras competidoras: en términos históricos la relación lana/sintético y lana/algodón ha sido de 3,5 y 4 respectivamente, en la actualidad una relación es favorable y con buenas perspectivas (crisis del petróleo).
Los cambios en los hábitos de vida de los consumidores, el crecimiento en la expectativa de vida (edad promedio de la población), el confort asociado a la calefacción, actividades ligadas al esparcimiento y el ocio (deporte, turismo especializado, etc.), la valoración y dinámica en la moda y nuevos valores culturales (cuidado del medio ambiente, bienestar animal, comercio justo, etc.); han modificado fuertemente la preferencia de los consumidores al momento de adquirir una prenda.
El paradigma «vendo lo que produzco» ha sido reemplazado por una nueva visión traccionada por la demanda, que obliga al productor a analizar objetivos y formas de producción.
Los consumidores prefieren telas y prendas de estilo informal, cada vez mas livianas (uso de lanas cada vez mas finas), suaves para su uso en contacto con la piel (sin picazón) y de fácil cuidado.
Estos factores y la falta de una política promoción en los últimos años (desaparición del SIL), han generado un menor uso de lana en la vestimenta de mujer y tejidos de punto. Sin embargo lanas finas y superfinas, conservan una importante participación en el segmento de tejidos planos (casimires) para vestimenta masculina.
Como se mencionara, China, países de la Unión Europea, USA, Japón son los principales consumidores de lana, la evolución de indicadores económicos (producto bruto interno, tasa de crecimiento económico, confianza del consumidor) ligados al consumo resultan determinantes para analizar las perspectivas de demanda de la lana. Actualmente existe un escenario de incertidumbre, con una desaceleración de economías (retracción del consumo), crisis del sistema bancario y sector petrolero, entre otros.
China sin duda merece un comentario aparte ya que su crecimiento económico y competitividad en el sector industrial textil lo han convertido en un actor protagónico en el mercado, no solo como el principal consumidor de productos con lana sino además en el principal comprador de lanas, el primer productor y exportador de lanas peinadas.
Todo cambio o consideración debe por lo tanto tener en cuenta la complejidad de esta larga cadena agroindustrial, que requiere casi dos años desde la producción de la fibra hasta que una prenda es comprada en una tienda.
Escenario actual y de corto plazo.
Producir una fibra cada vez mas fina, sin debilidades en su crecimiento, con un adecuado crecimiento o desarrollo y sin contaminaciones es una clara demanda de un mercado que ha dejado de ver la lana como un commoditty.
En esta compleja y larga cadena agro industrial es posible visualizar la existencia de mercados particulares (mercado de nichos) para lanas súper y ultra finas de altos valor, para lanas con certificaciones o atributos específicos (lana orgánica, denominación de origen, etc.), así como oportunidades de integración en la cadena de valor que posibiliten capitalizar diferencias a través de sellos distintivos de calidad y/o marcas.
En los últimos años se han producido en el país (principalmente en la región patagónica), cambios positivos en la producción y adopción de un paquete tecnológico disponible para la producción de lanas de calidad. Metodologías de evaluación y manejo sustentable del pastizal natural, programas de mejoramiento genético en marcha con las Asociaciones de Criadores, gobiernos provinciales e INTA (Provino, Básico y Avanzado, Centrales de Prueba de Progenie, Programa Merino Puro Registrado, etc.), protocolos de buenas prácticas de cosecha como el Prolana y la esquila prolija (pequeños productores), programas sanitarios provinciales público-privado (CPROSA); son ejemplos de una clara intervención para la producción de lanas de calidad.
La salida de la convertibilidad, valores internacionales de producto, programas y políticas de fomento y la Ley nº 15422 de recuperación de la ganadería Ovina (Ley Ovina), han resultado elementos dinamizadores de salida de una profunda crisis del sector.
Tabla Nº 1.- Resultado experiencia industrialización (peinado) en el Polo Textil Lanero de Trelew, (Cosulan SA) de un lote de lana de borregos de la Patagonia producido bajo estándares que incluyen (Adap. de Elvira, M., 2005)




Existen así, distintas experiencias tanto del sector público como privado que han abordado e implementado en terreno experiencias de producción y comercialización de lanas diferenciadas.
Experiencias realizadas en la región patagónica con lanas finas Merino demuestran la competitividad de nuestras lanas y su posibilidad de inserción internacional.
A continuación se presenta el resultado de la primera etapa de una experiencia de industrialización (lavado-cardado y peinado) de un lote de lana sucia de borregos Merino de Patagonia producido bajo estándares que incluyen: un manejo planificado del pastizal natural, un programa de selección y mejora genética, la esquila preparto, secuencial bajo pautas del Prolana.
Lanas adecuadamente trabajadas en la producción e industria han permitido obtener un top que si bien puede resultar de una altura (Hm) un tanto inferior a otros lotes, se destaca por su bajo coeficiente de variación de altura (CVh), excelente color y brillo y un muy bajo contenido de fibras coloreadas (pigmentadas y teñidas) y meduladas (chillas, pelos, kemps).
Consideraciones finales.
La recuperación ocurrida en el sector nacional lanero en los últimos años, hoy se enfrenta a un panorama un tanto mas incierto con cambios importantes en lo costos de producción, sumado a una seria problemática en la mano de obra rural (tradición/cultura ovina), una serie de eventos climáticos (sequía, erupción del volcán Chaiten), en un contexto internacional económico convulsionado y de alta volatilidad.
En contraposición se dispone hoy de materias primas altamente competitivas a nivel internacional, en un contexto de oferta restringida y con posibilidades de valoración en productos de alto valor como «fibra natural» que reúne características físico-químico y nano estructurales prácticamente únicas.
El agregado de valor, la integración de una larga cadena poco articulada (integración horizontal y vertical) señalan un camino estratégico para maximizar beneficios en un marco de políticas activas que aborden la problemática en regiones donde la actividad ovina posee un valor adicional territorial y socio cultural.
En este dinámico escenario, la generación de información y una fuerte y articulada acción de extensión y transferencia de tecnologías apropiadas, con una visión integradora de la cadena, resultará de gran valor para la competitividad del sector.
Med. Vet. Andrés La Torraca
INTA EEA Chubut


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