Es para destacar que en la provincia de Entre Ríos se dan las condiciones para el desarrollo de todos los géneros de parásitos, entre ellos los de cuajar como Haemonchus, Ostertagia y Trichostrongylus, y los de intestino donde se destaca el género Cooperia como el de mayor prevalencia. En estudios realizados en la Estación Experimental se ha determinado que a través del año, la mayor oferta de larvas en pastura y los mayores pérdidas productivas del ganado se dan en esta temporada, meses de abril,mayo y junio.
Influencia de la sequía en la parasitosis
La forma de transmisión de las parasitosis gastrointestinales es por vía directa, las hembras de parásitos adultos en el aparato digestivo ponen huevos, que van al medio con la materia fecal, de dichos huevos progresan larvas que quedan en el pasto a la espera de ser ingeridas por un animal susceptible donde completarán el ciclo. Esto es ciclo directo por no precisar otro huésped intermediario.
La etapa fuera del animal, como larva infectiva puede resistir hasta seis meses en condiciones óptimas de temperatura y humedad. Son muy susceptibles al calor y la falta de humedad, por lo tanto la sequía que se prolongó en la zona hasta mediados de enero, ha destruído a gran parte de la población de larvas. No obstante, las larvas que resisten estas condiciones constituyen el pie de infección, que iniciarán el proceso sólo que en forma más tardía.
¿Qué daños ocasiona?
A partir de ser ingeridas, las larvas de los parásitos siguen evolucionando y provocan en la mucosa de estómago e intestinos cambios estructurales que en forma significativa modifican la absorción de los alimentos y terminan en la manifestación más evidente que es la diarrea.
En estudios realizados en el Laboratorio de Parasitología de la EEA Concepción del Uruguay, se ha encontrado que el efecto sobre la producción que ocasiona esta enfermedad comienza en el tercer mes de vida del ternero. Hasta el momento del destete convencional se han encontrado pérdidas de 8 a 20 kilos entre terneros tratados con antiparasitarios y controles sin desparasitar.
El momento más sensible es el destete, donde se juntan todos los factores predisponentes para que la enfermedad se exprese al máximo.
A partir del destete y durante la recría, varios estudios realizados en la EEA han encontrado mermas en la ganancia de peso que van desde los 25 a los 40 kilos, ocasionados por las parasitosis gastrointestinales especialmente durante el otoño. En estos estudios se determinó que en otoño también se registraban los mayores recuentos de larvas infectivas en las pasturas.
¿Cuándo desparasitar?
Es la mayor incógnita pues se sabe que los animales pueden estar parasitados y no manifestarlo.
Para muchos productores el momento de deparasitar es cuando aparecen algunos animales con diarrea, en este caso llegamos tarde pues mientras la enfermedad se manifiesta en algunos individuos, ya está ocasionando problemas sanitarios y productivos también en los animales que no tienen síntomas.
Por tratarse de una enfermedad que afecta a muchos individuos dentro del rodeo, podemos tener precisión en el diagnóstico con muestras tomadas de pocos animales si el rodeo que estamos analizando es homogéneo en edad y estado fisiológico. El laboratorio colabora con la definición del problema.
Con o sin diagnóstico se debe aplicar tratamiento antiparasitario en otoño a toda la hacienda menor al año y medio.
Huevos de nematodes
A la hora de optar por un antiparasitario se debe decidir de acuerdo a las demandas del establecimiento entre distintas vías de administración, diferentes formas de actuar sobre los parásitos, diferentes espectros, diferentes estructuras químicas, diferentes tiempos de restricción para faena y diferencias significativas en los costos de los antiparasitarios.
Todos los antiparasitarios del mercado tienen la aprobación de SENASA, luego de pruebas de eficacia realizadas muchas de ellas en el INTA. Se deben leer con atención las indicaciones de uso admitidas para cada producto y respetar la dosificación para la que fue aprobada.
Resistencia
Desde hace 25 años en ovinos y caprinos, y 8 años en bovinos, se han encontrado cepas de parásitos que tienen la capacidad de sufrir modificaciones genéticas que los transforman en resistentes a los antiparasitarios que matan a los demás del género, y esta capacidad es transmitida a las nuevas generaciones de parásitos.
Esta resistencia se adquiere hacia uno de los grupos químicos que se diferencian entre los antiparasitarios, como ser: avermectinas, o bencimidazoles, o levamisol.
Las causas más comunes para generar la resistencia son las subdosificaciones en los tratamientos antiparasitarios y la falta de rotación en los tratamientos a utilizar.
El problema puede aparecer en el establecimiento por las razones antes indicadas o por incorporación al establecimiento de hacienda cuyos parásitos son resistentes y se multiplican en nuestras pasturas.
Se debería estar atentos ante la falta de respuesta a un tratamiento antiparasitario, y se puede estimar la presencia del problema por pruebas de laboratorio que miden la reducción de la eliminación de huevos de parásitos al momento del tratamiento y luego a las dos semanas del mismo.
El control de las parasitosis gastrointestinales del ganado ofrece una serie de alternativas entre las que hay que optar por la más inteligente, y es adecuado contar con asesoramiento profesional para hallar la solución adecuada que en muchas oportunidades difieren entre establecimientos.
Méd. Vet. Pablo D. Medus
Área Producción Animal
EEA Concepción del Uruguay
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