El mercado global tuvo un cuatrimestre turbulento aunque todo parece indicar que para el 2° semestre los lácteos confluyen hacia un rango de precios más definido.
Clima, volúmenes y precios fueron particularmente agitados a lo largo de los primeros meses del año. A nivel mundial, el arrastre del aumento de costos del segundo semestre de 2013 como consecuencia de la trepada del precio de los granos y subproductos, terminaron afectando la producción, cuya caída se vio agravado por cuestiones climáticas especialmente en el Hemisferio Sur. A las inundaciones en Argentina de comienzos del año pasado, sobrevinieron sequías en nuestro país, Uruguay pero fundamentalmente en Oceanía a partir de enero. El punto más crítico ocurrió en marzo cuando la sequía se agudizó tanto en Nueva Zelandia que dio lugar a una caída histórica de producción del 16% en términos interanuales en ese país. La caída del recibo industrial en Oceanía coincidió con una tendencia similar en Latinoamérica, que en el primer trimestre del año cayó a nivel regional un 3,5% a días constantes a lo que hay que sumar que en el Hemisferio Norte también el primer trimestre fue negativo en términos de producción.
Mientras todo este tembladeral ocurría con la producción, la demanda internacional seguía creciendo de la mano fundamentalmente de China. En el primer cuatrimestre del año, el gigante asiático importó 525.000 toneladas (T) de productos lácteos que representaron un 40,3% de incremento respecto de ese mismo período de 2012.
Pero quizás lo más importante a considerar en esta tirantez de un mundo cuyos exportadores lácteos tenían dificultades en el abastecimiento y cuyos importadores demandaban más leche, es que el ojo de la tormenta se concentraba en el flujo comercial entre Nueva Zelandia y China.
Este volumen creció 52,6% en momentos en los que como ya se dijo ese país presentaba una caída de producción muy fuerte e inesperada, a pesar de que se produjo cuando ya la curva de producción estacional caía sensiblemente. Para tener una idea de cómo están evolucionando las importaciones chinas sólo hay que fijarse en las cifras que suministra el Departamento de Agricultura de los EE.UU. (USDA). En 2009 importaron 247.000 T de leche en polvo entera (LPE) y descremada (LPD), ese volumen trepó a 450.000 T al año siguiente y se estima que llegaron a 560.000 T en el 2012. Para este año se proyectan 640.000 T que representaría 14% de aumento.
Esta coyuntural situación de oferta y demanda entre estos países se produjo en un momento en el que los stocks internacionales son muy bajos y explica claramente el comportamiento de las subastas del Global Dairy Trade, que además de ser un indicador sobre la tendencia de precios se ha transformado en fuente de inspiración para el periodismo sensacionalista. En abril leíamos “la leche en polvo se dispara a 6.000 dólares” y luego en junio leímos “se desploma la leche en polvo”.
Los contratos a término fueron los que marcaron el ritmo
La verdad es que no ocurrió ni una cosa ni la otra, señala José Quintana en Revista Infortambo. Mientras que en las subastas de la primera semana de diciembre y enero del Global Dairy Trade, los precios oscilaron en el rango de los 3.100 y 3.200 dólares por tonelada (US$/T), ya en febrero subieron a 3.400-3.500 US$/T. En marzo, la sequía era más evidente y los precios subieron a 4.300 US$/T para los contratos con embarque en abril mayo y junio, pero los embarques en julio agosto y septiembre bajaban a 4.244, 4.223 y 4.076 respectivamente. En abril se produjo la gran noticia, el contrato junio subió a 5.998, julio a 5.994 y agosto a 6.119 US$/T. Lo que nadie rescató es que en septiembre el precio volvía a bajar a 4.800 US$/T y octubre a 4.600. En mayo la tendencia se mantuvo muy firme para los contratos julio y agosto, pero para los embarques de septiembre, octubre y noviembre el rango persistió en los 4.500-4.600 como había ocurrido en abril. Finalmente en la primer subasta de junio los contratos julio y agosto bajaron a 5.360 y los contratos a partir de septiembre, cuando empieza el ejercicio productivo, permanecieron en el rango es de 4.500-4.600 US$/T.
Frente a estos rangos de precios exhibidos por la plataforma de Fonterra y el mercado de futuros de Nueva Zelandia (NZFX), quisimos ver qué ocurría con la tendencia en los mercados para el petróleo, la soja y el maíz, productos que hemos confirmado desde hace tiempo la alta correlación que tienen con la evolución de la LPE en la última década.
Cuando se aplica la fórmula de regresión múltiple elaborada por Economía Láctea para estimar el precio de la LPE a partir de los precios futuros del petróleo, la soja y el maíz en Chicago, se observa que el que daría para pagar un precio de 2,11 $/ lt. En el otro extremo un dólar a 6 pesos y una LPE a 4.800 US$/T que le daría a la exportación de LPE una capacidad de pago teórica de 2,94 $/lt. Un escenario intermedio y algo más probable podría estar determinado por una LPE a 4.300 US$/T y el dólar a 5,6 pesos que darían una capacidad de pago de 2,42 $/lt. En síntesis, en un escenario de tanta volatilidad e incertidumbre, esta última alternativa aparece como la más esperable tal como se presenta el contexto económico en la actualidad.
Por José Quintana.
Fuente: Infortmabo, 14 de agosto.
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