“El objetivo es aumentar la carga y que todas las vacas estén bien comidas y puedan ciclar normalmente, para alcanzar altas tasas de preñez y de destete, con terneros de mayor peso que el histórico”, agrega.
La vaquillona de 15 meses también tiene que ser objeto de un manejo diferente, según el técnico: “Generalmente desteta un ternero muy liviano, frente a lo cual debería recibir alimentación suplementaria para producir animales más pesados”.
El momento para empezar a ponerle un turbo a la alimentación del rodeo es ahora, mediante la confección de reservas para usar en el invierno y con una buena alimentación de las vacas, para que entren a la época más desfavorable del año en buena condición corporal. “Luego hay que continuar con adecuada alimentación para que nunca estén flacas y puedan agregarle 30 kilos al peso de destete que obtenía en épocas de bajos precios. Un ternero de $ 13/kg admite muchos suplementos”, advierte el profesional.
En los establecimientos de cría también será necesario recuperar alambrados e instalaciones, aunque estas inversiones tienen menor impacto en la productividad que las vinculadas a la alimentación. La mejora genética es otra herramienta por considerar, si la situación forrajera permite expresar su potencial.
“En los últimos años no se podía gastar en la cría. Hoy la situación cambió y perder un ternero cuesta más que la remuneración de un recorredor. Entonces, es buen negocio darle mayor ritmo y velocidad de la que tuvo hasta ahora como consecuencia de malas políticas para la actividad y problemas climáticos”, concluye el consultor.
Fuente: La Nación, 16 de abril.
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