Con la suba de precios para la ganadería se produjo una recuperación de los márgenes ganaderos. El cambio de escenario en el sector beneficia al criador y a quien hace ciclo completo con su propio ternero. Pero por el elevado costo de la reposición complica a quienes hacen invernada de compra y deben salir a buscar ese “insumo” clave.
“Para la cría, previo al cambio de precios, en octubre de 2009, el margen bruto antes de gastos de estructura para un campo de la Cuenca del Salado con una receptividad de 0,5 vaca por hectárea era de US$ 50 por hectárea. Pero con gastos de estructura se perdía entre US$ 20 y 40 por hectárea”, dijo el consultor Víctor Tonelli. Según Tonelli, ahora el margen pasó a US$ 150 por hectárea.
Para el ciclo completo, con cría y engorde en el mismo establecimiento, para una carga de 0,55 vaca por hectárea en octubre de 2009 el margen bruto era de 53 dólares por hectárea y ahora se ubica en US$ 203.
“Para la cría y el ciclo completo el incremento de los márgenes brutos resultó ser de entre tres y cuatro veces”, afirmó Tonelli. Ya considerados los gastos de estructura, los márgenes netos rondarían entre 80 y 100 dólares para ambos planteos, dependiendo de la escala y la estructura. Para Tonelli, el ciclo completo compite con una soja de 18 a 20 quintales, considerando planteos de la región central y Cuenca del Salado con una calidad de campo inferior y el uso en partes iguales de lomas y bajos.
En tanto, para la invernada con compra de terneros se pasó de un margen bruto (en un campo de dos cabezas por hectárea) de 60 dólares por hectárea a US$ 133. Según Tonelli, eso “apenas alcanza para cubrir los gastos de estructura y dejar un margen de 20 o 30 dólares por hectárea”.
“La diferencia de valor entre el ternero a comprar [entre 10 y 12 pesos el kilo] y el gordo a vender [entre 8 y 8,50 pesos] juega en contra. Hoy, la diferencia neta de gastos entre la compra del ternero y la venta del gordo, por kilo, resulta del 40%. No resulta rentable el engorde de animales livianos”, agregó. Tonelli explicó: “Los esquemas más rentables son los que tienen terneros propios o que, comprándolos a terceros, tienen períodos de engordes más largos, de mayor kilos ganados en el campo y sobre base esencialmente pastoril”.
Costos para arriba.
De todos modos, en el sector se observa un incremento de costos.
Mario Arbolave, director de Márgenes Agropecuarios, tomó como ejemplo la evolución de los costos de un planteo de invernada de compra con suplementación desde 2001. El análisis es para un planteo con 70% pasturas, 30% verdeos de invierno, suplementación anual de 450 kg/cab más núcleo proteico, y 0,45 rollos por cabeza/año. Contempla una carga de 3,5 cabezas por hectárea, engorde de 580 gramos por día y ciclo de engorde 13,1 meses.
“Los costos a marzo de 2011 son, en dólares por hectárea, los más altos de la última década. Los costos totales aumentaron 155% (subieron de 1049 dólares por hectárea en marzo de 2001 a 2670 dólares en marzo del actual)”, dijo.
Mientras tanto, el valor del novillo aumentó 133% en dólares. Pasó de 0,93 centavos el kilo en marzo de 2001 a 2,17 dólares el kilo en marzo de 2011.
Entre los costos que más subieron, inclusive más que el valor del novillo, se destacan la reposición y la suplementación con maíz. El primero tuvo un incremento del 177% [en dólares por hectárea pasó, entre marzo de 2001 y marzo del actual, de 588 a US$ 1631 por hectárea] y el segundo de 196% [se incrementó de US$ 118 a 349 por hectárea].
“Los dos rubros que más impactan en los resultados son el costo de reposición, que es alto en virtud de que el precio del ternero es sensiblemente más alto que el del novillo (1.31 a 1), y el costo de suplementación con maíz”, concluyó.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 21 de mayo.
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