Gramíneas.
La unidad morfológica de la planta de gramíneas es el macollo. En la base del macollo se encuentra su centro de crecimiento, encargado de formar hojas y nuevos macollos. Permanece fuera del alcance del corte durante todo el ciclo vegetativo de la planta, por lo tanto en estas especies el rebrote está garantizado ya que no son afectados por la intensidad del pastoreo.
Cuando la planta entra en estado reproductivo se produce la elongación de los tallos que estaban al ras del piso, el centro de crecimiento se eleva dentro del tallo y se transforma en la espiga de la planta. Cuando esto sucede la planta deja de producir hojas y encaña, por lo tanto su calidad cae drásticamente.
Leguminosas.
Dentro de estas se reconocen dos tipos, las que tiene un crecimiento tipo alfalfa (alfalfa, trébol rojo, mellilotus, lotus) y las que tienen un crecimiento tipo trébol blanco(trébol blanco).
En el primero de los casos la planta tiene una raíz que explora más suelo, sus tallos están elongados y sus centros de crecimiento están al alcance del diente del animal, con lo cual su rebrote se produce a través de puntos de crecimiento que se encuentran en la base de los tallos. Por lo tanto esta planta necesita de un tiempo prolongado de descanso posterior a una defoliación, para que se activen estos puntos de crecimiento.
Las leguminosas tipo trébol blanco son similares, pero con la diferencia que su hábito de propagación es rastrero, por lo que su centro de crecimiento se encuentra fuera del diente del animal o corte. Por lo tanto no son afectadas ni por la frecuencia ni por la intensidad de pastoreo.
Primer pastoreo.
Una vez lograda la pastura y conocidas las especies que la componen, llega el momento de utilizarla. Debe tenerse en cuenta que la presencia de piso es uno de los factores más importantes a la hora de entrar a comer a una pastura. El anclaje de las plantas debiera probarse antes para evitar claros que luego serán ganados por maleza. En el apotreramiento deberíamos tener en cuenta aspectos como categoría y numero de animales, con esto se persigue que no se produzcan situaciones de sub o sobre pastoreo y por lo tanto prolongar tanto la vida como la calidad de la pastura.
Sistemas de pastoreo.
Básicamente se conocen dos sistemas de pastoreos, el pastoreo continuo y el pastoreo rotativo.
Pastoreo continuo: en este caso los animales permanecen en el lote todo el tiempo, ejerciendo una rotación dentro del mismo, propio de su comportamiento natural.
El pastoreo rotativo consiste en un movimiento sistemático y planificado de los animales a través de una serie de parcela o potreros. Este tipo de rotación admite distinto grado de intensidad, desde el cambio de potreros de unas pocas horas hasta las rotaciones con grandes periodos de descanso.
En cuanto a la posición de las aguadas, debería tenerse en cuenta, empezar el pastoreo por la parcela más alejada de las mismas, a fin de no pisotear demasiado las calles y que el animal a medida que va ganando peso camine lo menos posible.
Remanente.
Entre los factores de manejo que hay que tener en cuenta, uno de los principales es la severidad o altura de pastoreo. No conviene pastorear repetidamente por debajo de la altura del puño. Con esto se lograra que quede suficiente hoja en cada macollo para que el crecimiento se reinicie rápidamente luego del pastoreo.
Control de malezas en pasturas implantadas.
El logro adecuado de plantas de una pastura cultivada es fundamental para que ésta alcance altos niveles de profundidad y asegure una buena persistencia. Una vez realizada la siembra y durante las primeras etapas de la implantación, el control de malezas juega un papel decisivo para la futura capacidad productiva de esa pastura. Es evidente que la mayor adaptación de las malezas y su veloz crecimiento sacan ventajas a las especies implantadas artificialmente compitiendo por luz, agua, espacio y nutrientes.
Métodos de control.
Se reconocen dos métodos de control, el mecánico y el químico. En cuanto al primero podríamos decir que la desmalezada es una tarea muy común de realizar una vez finalizado el pastoreo con los animales. También es importante mencionar que cuando tenemos que recurrir a un control mecánico, estamos asumiendo que la competencia por recurso la ganó la maleza.
Por lo tanto una alternativa de control más temprana seria el tratamiento químico, a través de pulverizaciones tempranas.
Refertilización.
La producción de una pastura depende entre otros factores, del adecuado aprovechamiento de los recursos (luz, temperatura, lluvia, suelo, etc.) y de la oferta de nutrientes. El nitrógeno (N) y el fósforo (P), son los elementos que con mayor frecuencia limitan la productividad de las especies forrajeras en gran parte de la Argentina.
Los aportes de nutrientes son diferentes según el elemento y especies considerados. Las leguminosas se caracterizan por poder aprovechar el nitrógeno atmosférico, en cambio las gramíneas sólo pueden abastecerse del suelo cuyo aporte es tanto la mineralización de fuentes orgánicas como el aporte de fertilizantes. En el caso del fósforo, al no haber fijación biológica del mismo, su carencia solo es factible de cubrir con el agregado de fertilizantes.
Nitrógeno.
El nitrógeno es importante en pasturas de gramíneas en otoño para aumentar la producción de pasto y por lo tanto adelantar su utilización y en pasturas de leguminosas en producción es aconsejado su uso post pastoreo a fines de invierno-primavera, momento que coincide con una menor o nula fijación biológica por parte de las leguminosas.
Fósforo.
En el caso de este nutriente, no existe ningún tipo de fijación como en el caso del nitrógeno. En ausencia de fertilización los niveles del mismo tienden a bajar, acortándose la vida útil de la pastura.
Es un nutriente fundamental para las pasturas porque afecta la producción de las leguminosas y por lo tanto la capacidad de fijación y aporte de nitrógeno al resto de los componentes de la pastura.
Conclusión.
La producción de pasto a base de pasturas implantadas es la manera más barata que hoy por hoy tienen los que se dedican a ganadería de darle de comer a sus animales. Por lo visto hasta aquí, se concluye que de nada sirve hacer la mejor pastura, con la mejor variedad, si el manejo posterior de la misma es tal, que al segundo año debemos pensar en darla vuelta, entregarla para soja o seguir utilizándola con menores cargas.
El manejo de pasturas supone una dedicación permanente de quienes están a cargo de la misma, por lo tanto el conocimiento de las especies que la forman, como así también la manera en que crecen es principal a la hora de entrar al lote. Aspecto no menos importantes son el apotreramiento, y el remanente a dejar en el lote luego de un pastoreo.
Por último cuestiones como la limpieza en cuanto a malezas se trata y la provisión de nutrientes como N y P, son ítems a tener muy en cuenta cuando planificamos en nuestro establecimiento, y que necesariamente es importante e indispensable que se trate dentro de un paquete tecnológico completo a la hora de pensar en sembrar praderas.
Ing. Zoot. Marcelo Baroli
AER INTA Villaguay
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