En pleno invierno, la ganadería argentina parece estar viviendo en Palermo una saludable primavera. Se ven sonrisas entre los productores que están en la 124a. Exposición Rural, hay entusiasmo, ganas de invertir en genética, en reproductores y en tecnología de producción.
El ánimo cambió a partir del mejoramiento de los precios de la ganadería. Pero esto ocurre por la falta de oferta de carne originada en la crisis ganadera provocada por las políticas intervencionistas del Gobierno y la seca que golpeó durante 2008 y parte de 2009.
En definitiva hay otra atmósfera. Y qué mejor demostración de ello los 235.000 pesos pagados esta semana por el Gran Campeón Macho de la raza Brangus, de la cabaña Raúl Alberto Peyrano. “Un récord histórico en pesos para la raza”, comentó a LA NACION el gerente de la Asociación Argentina de Brangus, Eugenio Scala.
Por la Rural hay ganaderos de todas partes del país y de otras latitudes. Muchos del Mercosur, pero también de los Estados Unidos, Canadá; México, Colombia… No es que sea la primera vez que están. Pero este año se los ve en mayor cantidad y más activos.
Para la mayoría de los ganaderos la oferta de reproductores que se presentó en este Palermo parece estar a medida de las exigencias.
El trabajo de mejoramiento genético de las cabañas ha dado un animal versátil y moderado y las pruebas de progenie que todas las asociaciones de criadores realizan garantizan la genética de calidad que se pueden llevar.
Quedaron en la historia el “enanismo” y el “gigantismo”. El “new type” y el “old type”. Hoy todas las razas apuntan a obtener un animal moderado con ventajas reproductivas y con versatilidad para el engorde liviano del consumo interno y pesado de la exportación.
Según Agustín Arroyo, del programa Cruce con Hereford, lo más significativo en cuanto al trabajo de mejoramiento genético que vienen desarrollando las cabañas, y que se puede observar claramente en este Palermo, “es que la calidad de los toros hoy está avalada por las pruebas de Diferencia Esperada de Progenie (DEP)”.
Esto significa que cada toro vale no tanto por su aspecto exterior, su fenotipo, por el que se lo juzga en la pista, sino por los hijos que da.
“Estas pruebas, que ya lo implementaron todas las asociaciones, es la mejor garantía que pueden tener los toros y un excelente pasaporte para su venta al exterior”, concluyó Arroyo.
Cabe consignar que la raza Angus tiene 4700 toros con pruebas DEP; Hereford tiene 1500, Braford, 834 y Brangus, 800, entre las principales asociaciones.
En este sentido, Horacio Guitou, genetista del INTA Castelar y coordinador del convenio con las asociaciones de Angus y Shorthorn, sintetizó que “para el mejoramiento genético en los vacunos de carne hay tres puntos para atender y mejorar: la eficiencia reproductiva, la precocidad de crecimiento y el rendimiento y calidad de carne”.
Cada uno de estos aspectos tienen, a su vez, características específicas (doce en total) que son las que determinan los distintos DEP “que sirven para cualquier raza de carne”, apuntó el especialista.
“Esta es la mejor herramienta que tiene el criador para producir cambios en las características de interés económico”, concluyó Guitou.
En ese sentido, Juan Debernardi, de la firma proveedora de genética que lleva su nombre, expresó que “los ganaderos tienen hoy la posibilidad de utilizar toros con prueba de progenie, lo cual va a producir un mejoramiento impresionante”,
Por su parte, Alejandro Dietert, presidente de la Asociación Argentina de Limousin, dijo que la entidad está trabajando en un proyecto “tremendamente ambicioso” con patrones genéticos para obtener animales con mejor engrasamiento, mayor docilidad, precocidad y condiciones maternas importantes, “es decir, todo lo que hace a producir un animal mucho más eficiente”.
Productor en Hughes, Santa Fe, Dierter dijo que para realizar las pruebas genéticas se envían muestras a los Estados Unidos.
Los precios alientan
“El ánimo de los ganaderos está mejor obviamente que el año pasado porque el precio de la invernada, de los reproductores y de los novillos han cambiado sustancialmente y no hay mejor aliciente para una actividad económica que el precio”, dijo Horacio La Valle, de la Cabaña Las Tranqueras, en General Belgrano, provincia de Buenos Aires y criador de Hereford.
Sostuvo el cabañero que “la gente está pensando en invertir en genética, en reproductores, en pasturas, en tecnología de suplementación, en rollos, forrajes, silos…
“Hoy la relación de precio entre el ternero y los insumos constituye una oportunidad que hay que aprovechar”, concluyó La Valle.
En tanto Horacio Gutiérrez, un histórico de la raza Angus, dijo que la cabaña es “el laboratorio” de la ganadería. “Desde allí hay que apuntar al mejoramiento a través de los toros padres para transmitir toda su genética en los rodeos generales. La genética es el alma mater de todo esto”, dijo el propietario de la Cabaña Tres Marías, de Benito Juárez.
En cuanto al animal que se logra con este trabajo, el cabañero explicó que se trata de un vacuno que se adapta tanto para el consumo interno como para la exportación.
Para Verónica García Llorente, de la Cabaña Don Miguel, de Trenque Lauquen y criadora de la raza Angus el fenotipo que presentó en la Rural es el de un animal moderado, correcto y carnudo. ” Es el resultado de genética de años”, señaló.
En tanto, Pedro Borgatello, productor de Brangus, en Cruz del Eje Córdoba, y en Comandante Fontana, Formosa, opinó que lo que se ve en la pista de Palermo “es el resultado de lo que venimos luchando hace 30 o 40 años; es un tamaño mediano, funcional para el show y para ir al campo a producir”.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 31 de julio.
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