Igual prevaleció una demanda muy selectiva.
Por Esteban D´Apice.
Las ventas de vacunos de esta semana en el Mercado de Liniers se concertaron con la influencia indirecta de la nueva protesta de los productores rurales en rechazo al proyecto legislativo que contiene, entre otros cambios, un aumento al impuesto inmobiliario en la provincia de Buenos Aires.
La exhortación a no vender cereales ni hacienda formulada por las entidades gremiales representativas del sector se acató con alta adhesión, pero como los operadores del abasto local habían anticipado compras con las 26.460 cabezas ingresadas en el ciclo anterior, la plaza mantuvo una tónica propicia sólo para las remisiones especiales y no más que discreta para el resto, que tuvo demanda muy selectiva, pero sin comprometer la colocación inmediata de las distintas categorías y clasificaciones.
En la composición de la oferta, que ascendió a 17.945 vacunos, incluidos 33 de una jaula aislada del jueves, se observó una creciente participación del novillo del 19,08 % equivalente a 3409 animales, frente al indicador precedente del 16,38 por ciento.
Antes de hacer referencia a los precios vigentes, no puede dejar de apuntarse que, del stock citado, el 31% fueron novillos de más de 490 kilos, esto es, del tipo exportación definido, que en épocas lejanas, inolvidables para los memoriosos pero también para la estadística, constituían el acreditado chilled beef argentino que llegaba al Mercado de Smithfield, en Londres, un imponente edificio de estilo victoriano que funcionó durante más de 800 años para la venta y compra de carnes rojas destinadas al consumidor británico.
La razón de que esos novillos no integren las cajas con cortes selectos destinados al Viejo Mundo es sencilla: la exportación no representa actualmente más del 6/7% de la faena frente a casi un 24% que supo alcanzar con esta administración, con un tope de 770.000 toneladas en 2005, volumen que hoy parece de ciencia ficción, habida cuenta de que la proyección anual refiere aproximadamente no más de 190.000 toneladas.
Vale apuntar al respecto que, una vez más, nuestro país incumplirá la renombrada cuota Hilton de 30.000 toneladas, pues ya casi sin tiempo para envíos marítimos antes del 30 de junio, se calcula que el faltante sería de unas 12.000 toneladas, que a razón de 14.000 dólares por cada una, desafortunadamente resignaremos.
Con activa concurrencia de los frigoríficos consumeros y abastecedores que tienen repartos propios o para clientes, los conjuntos livianos de 431/460 kg, acapararon la competencia más franca y se cotizaron en $ 10,20/11; los de 461/490 kg, $ 9,60/10,80, con 491/520 kg, $ 9,40/10,40 y superando ese límite, $ 9,40/10.
Para transacciones directas se acordaban anteayer desde Buenos Aires $ 17/17,50 por kilo de carne de novillos con certificado, de 480/500 kg, en tanto que superando los 500 kilos, siempre menos de 17 pesos.
Hacienda liviana
Los ganados chicos que se faenan para el segmento minorista de la Capital Federal y distritos del Gran Buenos Aires constituyeron el 46,12% de la entrada y su comercialización deparó los mejores precios cuando se expusieron conjuntos de engorde a corral.
Los promedios oscilaron de esta forma; en terneros, $ 12/13,20 por los especiales a buenos y $ 10/12 por los regulares; en novillitos, $ 11,70/12,70 los medianos de 351/390 kg, $ 10,80/11,70 los de 391/430 kg y $ 9,30/10,50 los regulares, mientras que en vaquillonas, con 1387 cabezas adjudicadas, equivalentes al 7,76 % del total general, la oscilación fue $ 10,80/12 por las de 351/390 kg, $ 9,70/10,20 las de 391/430 kg y $ 8,20/9,90 por las incompletas.
Fueron importantes los ingresos de vacas, con 5892 animales equivalentes al 32,07% del total colocado, de las cuales 3240 se clasificaron de manufactura y conserva.
Sus precios fluctuaron de $ 7 a 8 para las de mejor conformación y en $ 5/7 las regulares, en tanto que las destinadas a termoprocesado se canalizaron en $ 4/4,80 por las encarnadas y $ 3,30/4 las inferiores.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 19 de mayo.
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