Según el asesor Julio Godoy, tener un sistema estabulado puro (galpón con techo y cama de arena o goma) demanda una inversión de 2200 dólares por vaca en ordeño. En tanto, para un esquema de corral abierto, con un piso de cemento de cuatro metros por 60 centímetros de frente, demanda un gasto de 700 dólares por vaca.
“En un estabulado puro se producen cinco litros más por vaca que en un corral a cielo abierto y se tienen más costos, como manejo de bosta, mantenimiento de camas, etcétera. Lo que hay que evaluar es si en un país como la Argentina, con diferencias tremendas en el precio de la leche y costos amenazados con inflación, es muy riesgoso invertir 1500 dólares más por vaca ordeño, que es la diferencia de inversión entre los dos sistemas”, indicó el especialista.
Para Godoy, si un buen sistema pastoril puede estar en 25 litros por vaca en ordeñe, uno con corral abierto tiene que ubicarse en 30 litros y uno estabulado en 35 litros.
“Por mi experiencia, los sistemas a cielo abierto tienen mucha flexibilidad de manejo y económica, siendo nobles en la producción individual y aumento de carga en comparación con los pastoriles. Por el momento se están imponiendo los encierros a corrales que los estabulados”, comentó.
A todo esto, Ezequiel Cabona, presidente de DeLaval, indicó: “Hoy en día alojar las vacas bajo un galpón significa una inversión de unos 700 dólares por vaca y si queremos intensificar bajo un free stall en el cual consideramos las camas, ventiladores, bebidas, cepillos, efluentes estamos hablando de una inversión de 1500 a 2300 dólares por vaca”. Tener uno u otro sistema depende tanto de la capacidad de inversión como de gerenciamiento del productor.
Hacia la intensificación
En la actualidad también se presentan pasos intermedios en los cuales los productores realizan encierros parciales o totales de algunos grupos (vacas de alta producción) y, de esta forma, van ajustando su funcionando y ganando experiencia hacia la intensificación.
Según los expertos, si se elige un sistema estabulado hay que calcular una superficie total de galpón que oscila entre 8 y 10 metros cuadrados por vaca.
“En estos casos, en determinadas condiciones ambientales resulta imprescindible la regulación de la temperatura vía ventilación forzada, tanto por la temperatura como por la humedad relativa. Habría que priorizar la ventilación sobre el corral de espera, siguiendo por el sector de alimentación de las vacas y terminando en los cubículos donde descansan las vacas”, dicen los técnicos.
“Vemos una demanda creciente hacia proyectos de intensificación, principalmente en la consolidación de varios tambos en una única unidad productiva que bajo sistemas de estabulación buscan ordeñar una mayor cantidad de vacas con altas producciones individuales”, concluyó Cabona.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 7 de mayo.
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