En Saladillo, Alfredo García Santillán tiene un planteo de máxima flexibilidad. La gestión empresaria es clave.
Por Pablo Losada.
La ganadería actual está en un proceso de cambio de las estrategias productivas y alimentarias. Pero, además, se encuentra ante el desafío de modificar algunos enfoques empresariales y frente a la oportunidad de especializar la actividad. Este último punto de vista lo deja bien en claro Alfredo García Santillán, asesor y responsable del manejo de El Trigo, un establecimiento que se encuentra en Saladillo, plena Cuenca del Salado bonaerense.
Esta estancia, de 3.600 hectáreas, de las cuales 400 son bajos inundables, es una de las tres de la firma Sacfil, que tiene todos sus campos en la línea del Arroyo Las Flores, incluyendo a las localidades de Tapalqué y Daireaux.
El Trigo era, hasta hace nueve años, netamente ganadero, y contaba solo con un rodeo de 1.200 animales. En la transformación empresarial de este establecimiento está uno de los puntos centrales al que apunta García Santillán.
Cuando la firma compró este campo, con vender 1.500 terneros por año pagaban la inversión -cuenta el técnico-, pero desde que asumí la gerencia de producción, hace seis años, lo convertimos en 1.800 hectáreas agrícolas, 1.500 hembras, la recría de producción propia y el corral de terminación, relató durante la recorrida con Clarín Rural.
Según él, esta nueva estructura se alcanzó gracias a un proceso de especialización empresarial, por un lado, y a un cambio en las formas de producción, por otro.
El negocio ganadero de la empresa consiste en criar y recriar en ambientes ganaderos, aunque también se puede tomar recría a capitalización, y la terminación es a corral.
Aunque la Pampa Deprimida supo ser una típica zona de cría, el presente no le hace honor al pasado y se puede ver, de camino a El Trigo, que son contados los campos que, a la vera de la ruta, tienen hacienda. En cambio, son mayoría los trigales o los lotes en barbecho a la espera de los cultivos de verano.
Para García Santillán, los cambios productivos que hacen falta pasan por la profesionalización del manejo, con el objetivo de dotar al sistema de ventajas competitivas y la capacidad de adaptarse a todo tipo de cambios, dice.
Esta misma visión, desde la óptica gerencial, consiste en preparar una estrategia comercial flexible, adaptada al sistema de producción, que permita aprovechar las oportunidades que brinda el mercado. En este sentido, el técnico cuenta, por ejemplo, que ahora hay demanda de terneros. Entonces vamos al mercado con vientres con cría al pie o preñados, o vaquillonas con entore. Ahí está lo central del esquema: producir bien y vender mejor.
García Santillán viene puliendo la idea de la profesionalización desde hace diez años, y en El Trigo y en los otros campos de esta firma, la puso a punto luego de la sequía del año 2008. Para él, la cría y la recría son las fases más necesitadas de especialización.
En el primer caso, afirmó que su esquema ajustado le da elasticidad en el manejo ante un imprevisto y también le permite ser más preciso con el pastoreo, mediante una herramienta como el pastoreo horario. Mientras que con la recría entendió que funciona como una llave que le permite hacer un manejo estratégico de la carga de todo el campo.
El esquema, entonces, está basado en la profesionalización de varios pilares de la producción.En la alimentación, la dieta está formada por pasturas de bajo (festuca y agropiro), promociones de raigrás, sorgo y maíz de pastoreo.
En el caso de la sanidad, cuenta García Santillán, el veterinario tiene participación activa en todas las reuniones técnicas y se encarga del diseño del plan sanitario y el monitoreo de su cumplimiento en tiempo y forma, la revisación de las vaquillonas y los toros y el control de los protocolos al momento de ingreso de la hacienda.
Uno de los puntos sustanciales en la estrategia sanitaria es la tercerización de los trabajos de manga, lo que permite cumplir con precisión agrícola el plan sanitario pautado, subraya.
Al referirse al manejo, García Santillán ponderó nuevamente a la agricultura por su logística y, así, acuñó el término logística ganadera. En términos prácticos, este impacta, por ejemplo, en cómo distribuir los toros en los rodeos de hembras o en cómo recolectar los terneros para su clasificación en el corral, luego del destete, con camiones. Así, compara y dice que es lo mismo que al momento de una siembra: el equipo sembrador cuenta con el tractor, la sembradora, la semilla, el fertilizante, etc.. Estos ajustes, que brindan múltiples ventajas productivas, son posibles, además, porque hay un foco importante en la formación y capacitación de los recursos humanos.
Al recorrer El Trigo se puede ver que la estrategia productiva no guarda complejidad, sino que es simple, se hace en ambientes no aptos para la agricultura y emplea toda la tecnología y las herramientas que están al alcance de cualquier productor ganadero. Sin embargo, está claro que prima una visión asociada a una ganadería profesional, que un día estará más generalizada.
Orejeando las cartas
Los nuevos ambientes ganaderos son riesgosos e inestables, dice Alfredo García Santillán, asesor de El Trigo. Es decir, dejó de ser un plazo fijo y algo seguro, como era tomado antes, para pasar a ser una actividad encarecida, ya que producimos en zonas de menor calidad, agrega. Debido a esto, el técnico destaca que sabe perfectamente que tiene un modelo de cría, recría y terminación a corral y que dentro de ese contexto productivo se mueve libremente para hacer negocios convenientes. La estrategia que García Santillán está pergeñando para este año es vender las vaquillonas y entorar las vacas que ya están recriadas y que, según él, tuvieron un costo bajo para formarse. Si logro vender las vaquillonas, intentaré preñar a la ternera cabeza de parición este año y, si no sale este negocio, entoro las vaquillonas y vendo a la cabeza, precisa.
Ya que el contexto económico es muy bueno, en este momento en El Trigo están tomando ganancias y haciendo selección para retener a los mejores animales, para fortalecerse aun más de cara al futuro.
El manejo plástico.
Con la recuperación del negocio ganadero desde el año pasado, Alfredo García Santillán contó un ejemplo que no deja lugar a dudas sobre lo que significa aprovechar una oportunidad del mercado. Con aquellas vaquillonas que no había logrado vender el año pasado, había decidido terminarlas y mandarlas al mercado para carne -dice- pero gracias a la sugerencia del nutricionista, Juan Elizalde, decidí clasificar esa hacienda remanente y mandar a carne los animales que estaban en peor condición y mejorar y entorar, a finales de invierno, a las mejores. Así, reflexionó que iba a vender a todas las vaquillonas gordas con 320 kilos y terminé vendiendo la mitad (1.000 cabezas) preñadas, gastando la mitad del dinero y vendiéndolas a mil pesos más por cabeza respecto a las gordas. Esta estrategia simple es la que analiza García Santillán con su manejo plástico. Si hubiera seguido con mi plan incial, hubiera perdido un buen negocio, subraya. Y agrega lo que hará este año: En esta primavera, todos los productores estarán ofreciendo vacas preñadas al mercado, pero ya no es negocio; entonces este año las vendo vacías para que el entore lo haga otro productor, asevera, mostrando que en esta ganadería no hay recetas y mucho se ajusta a la coyuntura.
Fuente: Clarín, Suplemento Rural, 27 de agosto.
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