Por Martín Correa Luna / INTA.
La cría bovina intensiva o CBI encuentra su máxima expresión en campos agrícolas de la pampa húmeda argentina, con tierras fértiles donde crecen pasturas base alfalfa de gran calidad y producción (20 tMS/ha/año), además de voluminosos rastrojos de elevados rindes agrícolas, acompañados de recursos naturales que crecen en forma espontánea. Este ambiente con un clima templado con óptimas precipitaciones y temperaturas posibilita una gran producción agrícola integrada con una ganadería pastoril, logrando la mejor calidad de carne. Con un pastoreo racional durante primavera-verano, las pasturas ofrecen el alimento necesario para altas cargas (5 vacas/ha de pastura) en plena lactancia y servicio, logrando elevados índices de procreo.
Mientras que durante los meses otoño-invernales las vacas están secas, con menores necesidades, disponen de rastrojos de soja y maíz más los Recursos Naturales Forrajeros de Invierno, que constituyen un recurso gratuito de buen valor alimenticio para esta categoría de hacienda, pastoreándose con cargas de 1 vaca/ha de rastrojos. El INTA Venado Tuerto conformó los Grupos de Productores CBI hace más de diez años en el sur de Santa Fe que lograron ser competitivos con la cría vacuna debido a la alta producción de terneros (cerca de 5 terneros/ha/año), lo que permite una rentabilidad actual mayor a la soja y maíz de la zona núcleo. Otros grupos, creados junto con el Ministerio de la Producción de Santa Fe, introdujeron pasturas megatérmicas en estas zonas templadas como la grama rhodes y el panicum coloratum, alcanzando producciones de 7000 a 10.000 kgMS/año y receptividades próximas a 1,5 EV/ha en campo no agrícolas, generando un modelo PCS para campos no agrícolas.
Hace cuatro años se conformó el grupo de trabajo Desarrollo Ganadero Sustentable entre el INTA Venado Tuerto, el Ministerio de la Producción de Santa Fe y la Fac. Ciencias Veterinarias UNR para mejorar la producción.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 26 de mayo.
Comments are closed.