En poco tiempo cambió el negocio ganadero. De un resultado muy alentador en 2010 y en 2011, producto de la brutal liquidación y de la escasez de novillos gordos, se pasó a uno bueno que le cuesta competir con una agricultura con precios récord. Los 10 pesos por kilo vivo de 2010 perdieron 50% de su valor por la inflación y por la caída del valor nominal en 2012.
Hay otros factores que limaron fuertemente la rentabilidad del negocio de engorde de vacunos. La hacienda de invernada se mantiene en $ 12-12,50 por kilo y volvió a ampliar la relación flaco/gordo hasta ubicarla por encima de los valores históricos, con pocas posibilidades de que este fenómeno se revierta en los meses primaverales, que coinciden con el fin de la disponibilidad de terneros. También subió el maíz y el expeller de girasol, que pasó de $ 140 a 240 por tonelada. Como consecuencia, se achicaron los márgenes del invernador pastoril y del engordador a corral; el negocio se tornó más finito, y exige mucho esfuerzo y eficiencia para generar utilidades.
Tampoco ayuda al negocio la delicada situación económica de algunos frigoríficos. “En 2010 muchos encargados de compras de las plantas llamaban implorando la remisión de hacienda, pero ahora dan turno para cargar”, se quejó un invernador del sur de Córdoba.
Las dificultades para exportar por el retraso cambiario, las retenciones y las restricciones que impone el Gobierno, les quitan competitividad a los frigoríficos y los sacan del mercado. En lo que va de 2012 se evidencia una caída da del 70% de las exportaciones respecto de 2009, sin señales a la vista de que ese proceso se revierta. Por otro lado, la ubicación del producto en el mercado interno se complica porque la inflación disminuye el poder adquisitivo de los consumidores y por la competencia del pollo, con precios muy atractivos para el consumidor.
Los criadores pasaron un invierno muy duro en términos forrajeros por las interminables heladas. No obstante, en los últimos 10 días, los campos naturales pasaron de estar talados y con una tonalidad marrón, a un verde intenso por el rebrote, aunque les falta mucho para ofrecer el volumen necesario para recomponer el estado corporal de los vientres. Además, muchos potreros de la Cuenca del Salado, del sur y del centro de Buenos Aires están muy encharcados o con falta de piso, lo que reduce la superficie forrajera efectiva, en un momento en que ya se agotaron los rollos y otras reservas forrajeras.
Hacia delante
Si el régimen pluviométrico volviera a la normalidad en las próximas semanas, se podría disponer de mucho forraje primaveral para la recuperación de los rodeos y la obtención de buenos porcentaje de preñez. Los invernadores pastoriles podrían aprovechar el aumento de peso compensatorio para capitalizar los kilos que no se pudieron acumular en el invierno.
No obstante, un conocido analista pronostica que “en los meses que vienen es previsible una menor participación del productor en el precio final de la carne, por estancamiento de los valores del novillo gordo y la recuperación de los márgenes de la intermediación y de los carniceros, que se habían visto obligados a trabajar con utilidades menores a las históricas en 2010 y en 2011, para poder ubicar el producto y no perder clientes”. Con el escenario descripto, hay quienes piensan que el ímpetu por la recuperación del stock que se observó en 2011 puede perder un poco de fuerza, sobre todo si se mantienen, en los niveles actuales los precios agrícolas.
Fuente: La Nación, Suplemento Campo, 8 de septiembre.
Sep
10
Comments are closed.