En un contexto de mejores precios para el negocio ganadero, los productores ahora cuentan con una ventaja clave: la mejor relación carne-maíz y carne-sorgo de los últimos 20 años. En la actualidad, por cada kilo de novillo se pueden comprar trece kilos de maíz; esta proporción, que no existía desde 1998, es muy favorable para transformar el maíz en carne, destaca Santiago del Solar, presidente de la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (Maizar).
Este es un escenario ideal, por ejemplo, para que la ganadería crezca en el noroeste argentino, en donde la tecnología del silo de maíz y sorgo cumple un rol decisivo para superar el déficit de forraje que se produce durante el otoño y el invierno, los meses en los que prácticamente no llueve.
Pero para poder aprovechar esta oportunidad es fundamental que los productores ganaderos confíen en que las reglas de juego se van a mantener estables en el tiempo. El productor necesita ver un camino claro por delante, con exportaciones abiertas y sin las bruscas intervenciones en los mercados que afectan la confianza y el clima de inversión, plantea del Solar.
Recientemente, se realizó un proyecto para evaluar la potencialidad de la ganadería en el noroeste argentino. Fue un trabajo conjunto de Maizar, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), la Universidad Católica Argentina (UCA) y la Asociación Argentina de Brangus.
El proyecto incluye dos líneas de trabajo. Por un lado, el armado de tres laboratorios en sociedades rurales de la zona para evaluar la nutrición de los rodeos y la necesidad de aplicar cambios en la suplementación estratégica. Por el otro, ensayos de maíz y sorgo para mejorar la competitividad y el rendimiento de los cultivos.
El estudio analizó establecimientos de Catamarca, Salta y Santiago del Estero que necesitan suplementar con maíz y sorgo la dieta forrajera para que el rodeo aguante el invierno. La conclusión es que como productores ganaderos pasamos a ser un eslabón más de la cadena del maíz y del sorgo, asegura Enrique Figueroa, productor y miembro de la Asociación Argentina de Brangus.
En estos ambientes, la estrategia consiste en producir pasturas de alta producción de verano (maíz y sorgo) para aprovechar las lluvias. Luego, se difiere la cosecha con la idea de que se pueda utilizar cuando no hay pasto disponible, explicó el productor.
Además, la tecnología del silo aportó una alternativa para esquivar los ataques de los pájaros a los lotes de sorgo que se trillaban en forma tardía, un verdadero dolor de cabeza en Catamarca.
Con estas herramientas forrajeras, los productores del Norte se sienten más competitivos y quieren crecer en el negocio de la exportación. Es un nicho fundamental para esta región. Ya nadie discute el potencial ganadero que tienen el NOA y el NEA, que hasta pueden aprovechar la Cuota Hiltón. Además, la ganadería genera un gran desarrollo social; cuando nosotros llegamos a estos campos aquí trabajaban 10 personas, ahora hay más de 50, concluye Figueroa.
Fuente: Clarín, Suplemento Rural, 29 de mayo.
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