En Daireaux, una zona poco agrícola, un grupo de productores revela cómo están creciendo otra vez en el negocio.
En 2009, iba a vender todos los animales. Me quedaban 200 vacas. Fui a una charla de un especialista en la expo de Daireaux, y ahí dijo que, a fin de año, la crisis se terminaba. Esperé, aposté a eso y mal no me fue. Un ternero que antes vendía a 3 pesos el kilo, ahora lo vendo a 12. La frase es de Jorge Romero, ganadero de Salazar (Trenque Lauquen), hombre que supo tener 420 vacas de cría y que en los años duros tuvo que bajar a 200, planteándose, incluso, abandonar el negocio.
La zona de Daireaux y alrededores es esencialmente mixta. Allí, años de estudios de suelos y de agricultura por ambientes llevaron a comprender que hay áreas donde las posibilidades de crecimiento vienen de la mano de la ganadería y el agregado de valor. En algunos campos, los potenciales agrícolas no superan los 3.200 kg/ha de soja, los 9.000 de maíz y 2.300 de girasol. En estos suelos franco arenosos la ganadería juega un importante rol.
Romero maneja 620 hectáreas, de las cuales el 50% destina a ganadería y el resto a trigo-soja, maíz, girasol. Dice que desde principios de 2010 en adelante, la cosa cambió. Ahora cuenta con 250 madres y vende los terneros al destete. Este es el segundo año que hago reposición, dice, entusiasmado.
Es que en la actualidad, el negocio ganadero equiparó a la agricultura, afirma Romero y pone un ejemplo claro: una vaca antes valía 500 pesos; hoy 4.000. Eso, para un criador como él, representa una buena tajada. Y la bonanza le permite intensificar e invertir en pasturas, por ejemplo. Para él, el negocio va a crecer hasta que se estabilice. Ahora todo está influenciado por la falta de vientres.
Romero forma parte de uno de los grupos PEC (Productores en Cambio), organización de pequeños y medianos productores que, a partir de 2002, decidieron tecnificarse y mejorar sus planteos para salir juntos de la crisis.
Desde el 2006, junto al municipio de Daireaux, son los encargados de organizar ExpoDaireaux, la única muestra con dinámicas a cielo abierto de la región que es el punto neurálgico donde se muestran todas las actividades productivas.
La expo se realiza desde ayer y hasta el domingo, sobre la ruta 65, en las proximidades del aeroclub local.
Sobre su experiencia de trabajo en los PEC, Romero insiste en que se aprende mucho yendo a un campo y viendo los problemas en el terreno; analizamos el caso entre todos los compañeros, y contamos con asesoramiento.
Norberto Urban también es PEC y tiene su campo en Arboledas (Daireaux). Tiene 150 vacas y 50 vaquillonas. En su caso, cuenta con lotes tendidos, medianamente bajos, las pasturas no son muy buenas; por eso sirven para vaca de cría, recría y vaquillonas, según destaca. Y aclara sobre el negocio: los campos no dan para hacer alfalfa o algo que aumente el peso rápido; el engorde a corral es difícil porque el maíz no da y una buena cosecha de soja no pasa los 2.500 kilos. Para Urban, su apuesta segura es la ganadería. En Arboledas, entre el 70 y el 80% de los suelos se dedican a esta actividad.
En La Larga, localidad al oeste del partido de Daireaux, Alejandro Fernández (otro PEC) tiene hoy 180 madres, hace cría y engorde. Son 269 hectáreas que divide entre ganadería y agricultura. Todos estos años de problemas me ayudaron a seleccionar bien las categorías con las que me conviene trabajar, cuenta. Siempre me gustó estar diversificado, dice. Y agrega: En el peor de los casos, la ganadería es una ayuda. En el mejor, compite con la agricultura.
Para Fernández, la ecuación es clara: podés meter hacienda en lugares que con la agricultura extraés demasiado del suelo y haciendo pasturas mejorás algunos pedazos. Hoy, acá, la ganadería compite de igual a igual con una soja o con un maíz, pero además la hacés en lugares que por ahí la agricultura no llega.
Fernández asegura que es difícil para un productor chico hacerse de terneras. Por eso, conservar la vaca siempre es la mejor alternativa. Cualquier problema que tenés, siempre está la vaca, remarca. Para este productor de La Larga, el ciclo completo es su diferencia. Le quita el estrés de conseguir el ternero y le permite poner su precio. De vuelta, la ganadería, recuperando espacio en la pampa productiva.
Fuente: Clarín, Suplemento Rural, 14 de mayo.
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