La solución se encontró al encerrar a las vacas durante 20 horas en un piquete, para evitar que se movieran y malgastaran energía, y liberarlas a pastorear sólo durante cuatro horas en parcelas pequeñas. Marcelo Lambías, miembro CREA, viene instrumentando esta técnica desde hace años y las vacas lograban mantenerse, parir y preñarse muy bien. Frente a la falta de pasto, la metodología fue implementada este año por los restantes integrantes del grupo. Algunos pensaron que no iba a funcionar y que la vaca, ante semejantes restricciones, iba a perder mucho estado. Pero lo cierto es que el sistema anduvo muy bien. La eficiencia energética del pastoreo por horas es muy elevada porque la vaca no gasta energía caminando mientras se alimenta. Todos los recursos duraron el doble de tiempo del estimado, lo cual nos dio más días para llegar a la parición sin tocar el área reservada. La idea a futuro es emplear esta herramienta para aumentar la carga en el rodeo de cría, pero sin llegar al extremo de este año, forzados por las restricciones generadas por la sequía.
Fuente: Suplemento Campo de La Nación, 22 de agosto.
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