La alta concentración de excrementos y el saldo en términos de bienestar animal -estrés calórico, barro, aguadas sucias, manejo irracional- son efectos negativos del sistema.
Al utilizar mayor energía fósil para aumentar la producción, los sistemas agrícolas también generan presión ambiental. Así, la intensificación llevaría a que algunos insumos -como el nitrógeno y el fósforo- se vuelvan contaminantes. La convergencia de estas dos situaciones da como resultado zonas de retiro de nutrientes y otras de sobrecarga de animales con generación de residuos.
En este sentido, el INTA Concepción del Uruguay -Entre Ríos- instaló un módulo de evaluación de invernada terminal intensiva con alimentación a base de granos (feedlot ecológico), en el que los animales aportan los nutrientes necesarios para un cultivo agrícola. Allí se comprobó que, con abono orgánico -como el estiércol de bovinos generado en producciones intensivas- es posible lograr los niveles de fertilización fosfórica requeridos por un cultivo de alto potencial productivo.
Los animales se confinaron en una superficie seis veces mayor a la de feedlots tradicionales y se implementaron rotaciones para distribuir el estiércol, eliminar hedores, evitar la formación de barro y minimizar la compactación del suelo. Este modelo demanda un peso de inicio por encima de los 220 kg; la utilización de grano de maíz entero; una red de distribución de agua más amplia que lo habitual; y, finalmente, que se trate de un diseño de baja escala.
Los resultados preliminares indicaron que, para alcanzar el nivel de fertilización fosfórica compatible con las necesidades de un cultivo de alto rendimiento -20 ppm de fósforo por hectárea-, sería necesaria la permanencia de 40 animales durante 42 días en 0,3 hectáreas. El estudio evaluó un sistema de rotación tipo frontal, con comederos móviles. En una segunda etapa, se evaluará un sistema radial con comederos fijos, que permitirá cuantificar el nivel y distribución del fósforo en el suelo, y avanzar en las investigaciones que posibiliten la gestión ambiental en los feedlot.
Al utilizar mayor energía fósil para aumentar la producción, los sistemas agrícolas también generan presión ambiental. Así, la intensificación llevaría a que algunos insumos -como el nitrógeno y el fósforo- se vuelvan contaminantes. La convergencia de estas dos situaciones da como resultado zonas de retiro de nutrientes y otras de sobrecarga de animales con generación de residuos.
En este sentido, el INTA Concepción del Uruguay -Entre Ríos- instaló un módulo de evaluación de invernada terminal intensiva con alimentación a base de granos (feedlot ecológico), en el que los animales aportan los nutrientes necesarios para un cultivo agrícola. Allí se comprobó que, con abono orgánico -como el estiércol de bovinos generado en producciones intensivas- es posible lograr los niveles de fertilización fosfórica requeridos por un cultivo de alto potencial productivo.
Los animales se confinaron en una superficie seis veces mayor a la de feedlots tradicionales y se implementaron rotaciones para distribuir el estiércol, eliminar hedores, evitar la formación de barro y minimizar la compactación del suelo. Este modelo demanda un peso de inicio por encima de los 220 kg; la utilización de grano de maíz entero; una red de distribución de agua más amplia que lo habitual; y, finalmente, que se trate de un diseño de baja escala.
Los resultados preliminares indicaron que, para alcanzar el nivel de fertilización fosfórica compatible con las necesidades de un cultivo de alto rendimiento -20 ppm de fósforo por hectárea-, sería necesaria la permanencia de 40 animales durante 42 días en 0,3 hectáreas. El estudio evaluó un sistema de rotación tipo frontal, con comederos móviles. En una segunda etapa, se evaluará un sistema radial con comederos fijos, que permitirá cuantificar el nivel y distribución del fósforo en el suelo, y avanzar en las investigaciones que posibiliten la gestión ambiental en los feedlot.
Méd Vet. Juan Sebastián Vittone.
INTA Concepción del Uruguay.
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