Llovió en el verano y el forraje estival, hoy abundante y verde, con las primeras heladas reduce significativamente cantidad y calidad. «Nos preocupa la falta de previsión forrajera para este invierno», expresa Juan Bologna, de Barenbrug Palaversich. «Hay un gran riesgo de deficiencias invernales de pasturas, reduciendo las posibilidades de capturar a pleno las mejoras en el contexto del negocio ganadero», agrega.
Las perspectivas de la ganadería comienzan a ser favorables por la recomposición de precios de los últimos meses. Y hoy se dan dos situaciones: productores que mejoraron las pasturas en suelos ganaderos, ajustando cargas, planificando con tiempo; y quienes pretenden reingresar rápido al negocio aprovechando que el ternero ahora vale, y para este invierno dependen de reservas forrajeras, sorgos/maíces diferidos y asumen que la oferta de pasto estival natural podrá reservarse en pie para sostener esquemas de recría.
Las empresas semilleras están teniendo una excelente campaña de ventas. La siembra de pasturas aumentó significativamente. Pero la cadena forrajera está en recomposición, con baja producción de las praderas sembradas y lenta implantación de verdeos en siembras tempranas de este año. «El riesgo es que a partir de julio/principios de agosto el pasto no sea suficiente -ni en cantidad ni en calidad- y no se logren los objetivos de ganancias de peso diario», plantea el especialista.
¿Opciones? Corrales de engorde y ajustar la suplementación para mejorar la calidad de dietas, por ejemplo. La relación grano/carne es muy favorable y no será difícil decidir la suplementación. Se recomienda impulsar la siembra de verdeos de raigrás, con muy buena tasa de crecimiento a pesar de las bajas temperaturas, intersiembra de praderas degradadas, fertilización de verdeos y pasturas implantadas. Más allá de la coyuntura, lo interesante es que haya planificación y proyección a mediano plazo, dicen los que saben.
Entre ellos está Cristian Bagnardi, productor y asesor del grupo de Cambio Rural Rauch-Miranda y miembro del CREA Rauch-Udaquiola. «El productor vendió el 30% de los terneros con respecto al año pasado, ya que tenía pasto y los valores le permitían continuar con los pagos. El problema es que es una decisión sin programación, ya que el excedente de pasto no es apto para el invierno. Igualmente quién decidió quedarse con el ternero hará una recría barata, lo venderá a valores buenos y con más kilos», dice.
Bagnardi agrega que «en el otro extremo están quienes sembraron mucho verdeo -tienen demasiado pasto- y no tienen animales. No lo cuantificaron. Hoy tienen que comprar hacienda y es una gran inversión: con 4/5 animales/ha, son unos 6.000 $/ha», explica.
Una alternativa viable es la que plantean Matías Bailleres y Daniel Sarena, técnicos de la Chacra Experimental Integrada Chascomús (MAA-INTA). «Por las buenas lluvias del último verano, hay abundancia de forraje que aún dura, con potreros empastados que pueden confundirnos para la planificación invernal», explican. El tema es que estos forrajes, con los primeros fríos, dejan de producir y pierden su calidad nutritiva.
«Una alternativa para corregir este déficit es la siembra de raigrás anual, que aún tardía puede aportar forraje de excelente calidad a partir de julio. Podemos llegar a acumular en dos pastoreos unos 4.000 Kg. de materia seca/ha», afirman.
El potencial del cultivo se verá afectado con respecto a siembras tempranas, además de retrasar los días, entre 70 y 90, hasta el primer aprovechamiento, pero ese oasis verde en ese momento será muy importante, máxime comparando sus costos con otras alternativas de alimentación. Con 12 a 15 kg de MS de raigrás anual se puede hacer 1 kg de carne (en invernada). Estas cuestiones demuestran que planificar es clave. Y que quienes se queden en la ganadería deberán tenerlas en cuenta.
Fuente: Clarín Rural, 1 de mayo.
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